Capitulo 23

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Ese mismo día

Cuándo parecía fin y todo estaba perdido, Jill despertó, abrió sus ojos de manera fortuita, estaba sudando y jadeando, su adrenalina estaba al máximo... Seguía sin poder digerir del todo lo que había soñado.

—Fue... Fue solo una pesadilla—Rió aliviada, pero al mismo tiempo sus ojos querían llorar por la gran tensión que sentía.

Su mano estaba puesta en su frente, mientras se mantenía cabizbaja en la cama.

El cuarto estaba oscuro, y lo único que alumbraba era la pequeña lámpara de la esquina y la brillante luz de la luna que aún seguía en el cielo.

—¡Dana!—Pensando en la integridad de su hija, Jill saltó de la cama directo a la cuna.

Puso ambas manos en está, suspiro aliviada, pues su querida estaba dormida y parecía muy inmersa en sus inocentes sueños.

Jill cayó de rodillas y comenzó a sollozar, colocó su mano en su boca para no hacer ruido e impedir despertar a su pequeña.

Pesa a qué había sido un sueño, no negó sentirse aterrada y por un momento, realmente creyó morir ahí mismo... Pero por suerte y para su fortuna, solo era una muy terrible y nada grata pesadilla.

Al poco rato se tranquilizó y bajó a la cocina por un poco de agua, la mujer no pudo evitar mirar con cierta precaución su sala.
Se decía a si misma que solo fue un sueño, pero de todas maneras, estar sola en casa ya varios días la hacia sentir insegura.

...

Incapaz de volver a conciliar el sueño, Jill se acomodo en su sala y se puso a leer un poco, generalmente la lectura le provoca sueño, pero en esta ocasión no fue el casó, aún tenía vivas las imágenes de aquella terrible pesadilla.

Cuándo el reloj marco las 9 de la mañana, empezó a hacer el desayuno.
Su hija ya estaba despierta y jugaba en el sofá con la televisión encendida.

Jill intentaba mantener la cabeza fría, y pensar más en eso.

En medio de esa actividad, Su teléfono empezó a sonar alertandola.
La mujer se acercó y lo tomó, su visión se iluminó al observar que se trataba de su esposo, sin embargo, no pudo evitar pensar en él, sin relacionarlo con su pesadilla.

Negando levemente, respondió la llamada.

Negando levemente, respondió la llamada

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—Jill... ¿Linda como estás?—Leon sonaba tranquilo como siempre, algo nada raro en él.

Ella esperó unos segundos en responder, mientras eso sucedía, el agente se alarmo por ello.

—Jill, ¿Estás ahí?...¿Estás bien?

Tragó saliva, y respondió—Si,... Perdón, es que estaba haciendo el desayuno.

—De acuerdo... Pero, ¿Esta todo bien?

—Si, porque no debería estarlo...—Finalizo su comentario riend tímidamente—Por cierto, y ¿Tu como estás cielo?

La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now