Capitulo 67

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"¿A qué le temes Jill?...¿A qué se sepa la verdad? ¿Al divorcio?... O acaso, ¿tienes miedo a estar sola?

 O acaso, ¿tienes miedo a estar sola?”

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...

El primer destino en su travesía por la ciudad fue un centro comercial, León la mayor parte del tiempo llevaba a Dana cargada en sus brazos mientras que Jill seguía a su lado acompañándolo.

Parecían una familia común y corriente yendo de compras un día cualquiera en la semana.
Una persona ajena a ellos diría eso, nada más lejos de la realidad.

Estando allí no hicieron mucho, compraron algunas cosas y vieron otras que declinaron adquirir, el saldo final fue varios regalos para la infante por parte de su parte.

...

Su segundo punto en su camino a pasar el rato en familia, fue el parque de atracciones de la ciudad.
Jill odiaba las alturas, por lo cual León tuvo que insistirle casi todo el rato y al final cuando por fin pudo hacer que ella accediera, la condición fue que él permanecía cerca de ella todo el tiempo.

Asi fue como subieron a la rueda de la fortuna, en en medio de una temerosa Jill que en todo momento mantuvo su brazos sujetos a los de León, antes y después de subir al juego mecánica.

Cerró sus ojos y se aferró al firme brazo de su esposo, a medida que sentía como el juego se empezaba a mover.

—¡Porfavor no me vallas a soltar León!

—¡No me sueltes!

Una y otra vez, la mujer que gritaba al sentir al inercia y al gravedad haciendo su trabajo.
Todo eso sucedía mientras el agente sonreía y disfrutaba de aquel momento.
Ver asustada a su esposa era algo poco usual, sin embargo, ella odiaba las alturas además que sufría vértigo y mareos al estar a metros de distancia del suelo.

En más de 13 juegos mecánicos, Jill no paró de gritar en ninguno y por supuesto no dejó a aferrarse al rubio, como si su vida dependiera de eso, llegó incluso a incrustar parte de sus uñas en la piel de León que intentó disimular su dolor al sentirlo, pero que sin duda le quedara como un recuerdo para contar.

...

Su tercer y última parada, fue el lago el cual León había prometido llevarla para pescar antes de que se separaran hace unos meses.
Fiel a su costumbre, el agente solía alardear que podía pescar hasta un tiburón con un red, por supuesto, Jill no le creyó ni un poco.

Está además resultaría el trayecto más duro de todos.
Una lucha mental se llevaba acabo en el cabeza de la mujer, todo el trayecto al lago fue un calvario convertido en salida familiar.

Se recalcó a sí misma, si en verdad lo haría, y las consecuencias que ésto traería, la reacción que él tomara al escuchar el divorcio era algo desalentador, ella no quería lastimar a León, y mucho menos dejarlo, pero no sabía que hacer, sentía que estaba a punto de navegar en un mar de misterios y sin un destino claro al cual ir.

La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now