Capitulo 26

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Al día siguiente

Jill se encontraba furiosa y muy sacada de sus casillas.
Se sentía exhibida y sumamente avergonzada, su intimidad había sido violada por alguien que, si bien no estaba complemente segura de quién era, si tenía una seguridad casi palpable en los hechos.

Se sentía exhibida y sumamente avergonzada, su intimidad había sido violada por alguien que, si bien no estaba complemente segura de quién era, si tenía una seguridad casi palpable en los hechos

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Tenía una gran sensación de que Ada tenía mucho que ver en ésto, el hecho de que León jamás la haya mencionado le daba cierta amargura, y un poco de celos.

Si bien no sabía exactamente lo que la asiática pretende, ella podía pronósticar casi por anticipación, que Ada quería entrometerse en su matrimonio, y peor aún... No sabía porque.

Esa día en la mañana, Jill no desayuno, no tenía apetito y por supuesto no andaba de buen humor.
De hecho, nisiquiera durmió, se quedó muy activa revisando mueble tras mueble, habitación tras habitación, en busca de algún otro micrófono o peor aún, una cámara oculta.

Por suerte no encontró nada más, pero la simple idea de que esa mujer tenga intenciones nada amigables con su familia, la hacia arder de coraje.

...

Al cabo de un rato, y después de meditar toda la mañana, Llegó a la conclusión que debía averiguar la razón, por la cuál Ada la odia con tanto fervor.

Tomó a Dana y la subió al auto, Barry estaba en la ciudad y ella pretendía que el hombre le cuidara a su hija un par de horas.
Por supuesto, lo llamó con antelación y el mayor no dudó ni un segundo, y aceptó.

Con todo aclarado, condujo hasta su departamento y dejó a su hija en aquel sitio, prometiendo que regresaría por ella antes de 6.

Antes de irse, Jill tomó en brazos a Dana y la levantó hasta su cabeza, la miró y de manera juguetona, dijo:

—Mama regresara por ti en unas horas, portate bien cariño, no hagas travesuras y no le des mucha lata al tío Barry.

Dicho eso, termino dándole un dulce beso en la suave y tersa mejilla de su hija, que en seguida Barry recibió con los brazos abiertos.

El hombre se despidió de la castaña, y está última le correspondío.

Jill subió nuevamente a su auto y partió rumbo a la torre, en un mar lleno de incertidumbre y una gran cantidad de preguntas.

...

Oficinas de la D.S.O

Aproximadamente una hora más tarde, Jill llegó a la torre, lugar donde su esposo trabaja.

Evidentemente ella no podía entrar si estar activa en el organización, por ello, tuvo que llamar a Hunnigan para que le diera una mano.
No le contó nada sobre su intención de buscar a Ada, simplemente se excusó de que iría por algunas cosas en la oficina de su marido.

La historia de Leon y Jill 2Kde žijí příběhy. Začni objevovat