Capitulo 9

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Ese mismo día, pero con Jill

Cuando logró despertar lo primero que vio fue el reloj que se encuentra en su mesita de noche, aún lado de su cama, aún costado la cuna dónde Dana dormía tranquilamente.

Eran las 8 de la mañana, y al parecer el calor que los últimos días había dominado el ambiente que se había calmado un poco.

Estaba despeinada, y bostezaba cada 10 segundos.
Para eliminar el escaso sueño que aún tenía, la mujer se ducho y arregló un poco.
Salió del baño con una toalla rodeando su torso hasta llegar antes de sus rodillas.

Miró nuevamente la cuna, Dana aún seguía dormida y eso le daba un gran alivio.
Tomo su teléfono y busco en su blog de notas, tenía varias cosas que hacer el día de hoy.

Tomo su teléfono y busco en su blog de notas, tenía varias cosas que hacer el día de hoy

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✓Llevar a Dana con el pediatra sobre el diente que le estaba saliendo.
✓Encontrar un jardinero para sus plantas de su huerta.
✓Conprar los víveres para la semana.
✓Cortarse el cabello.

Suspiró sabiendo que tenía un día muy ocupado entre manos.
Se quitó la toalla y busco algo de ropa en su armario, algo cómodo era lo que quería.
Una falda circular la cuál llegaba hasta sus rodillas, acompañada de una blusa color verde menta, así algo de calor de ahí de su combinación.

Le dió de desayunar a Dana y al pasar media hora, la tomó en brazos y salió de la casa.
Haría su primera actividad, ir al pediatra.

Aseguró firmemente a su hija en el asiento trasero, la pequeña se limitaba a mirar sin comprender del todo de aquella protección que su madre le daba.

Arrojó su bolso al asiento del copiloto, y subió a su auto propio.

—Aqui vamos...—Se dijo, mientras salía hacia la calle.

...

Al llegar al consultorio del pediatra, Jill tuvo que hacer un poco de esfuerzo al tratar de cargar a Dana, está última se resistía y había empezado a hacer reproches.
Al final la sereno con un dulce, cuestión que iba ser tratada por el pediatra.

Tuvieron que esperar alrededor de 20 minutos para que fueran atendidas, la fila era grande y una gran cantidad de infantes había en la clínica.

Cuando por fin pasaron, El hombre indico que le dijera lo que le pasaba a la bebé.

—Bueno... Verá, hace una semana ella se empezó a quejar mucho, no comía y mi esposo encontró un poco de sangrado en su encía...—Estirando levemente la pequeña boca de su hija, añadió—El encontró que un pequeño diente empezando a salir.

—Busque en internet, y averigüe que los primeros dientes empiezan a salir a los 9 meses en adelante...—Incliando su cabeza hacia un lado, continuo—Y mi bebé no tiene ni 5 meses.

Pesé a qué no era nada malo o algo que pudiera afectar la salud de su hija, Jill sabía que era algo extraño, sin embargo, recordó varios sueros mutantes que tuvo a lo largo de su vida y que quizás halla afectado los dientes de su bebé, claro era una teoría.

La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now