CAPÍTULO 5

179 13 2
                                    

María y Consuelo estaban terminando de preparar el banquete de bienvenida para los recién casados. Durante el pequeño viaje de luna de miel del matrimonio, María reacomodó las cosas de Cynthia para poder mudarse junto con su nieta como se lo indicó Rogelio. Él quería que ya no estuviera en el servicio, sino que tomara el lugar como un miembro muy importante de la familia Montero, pero ella no se sentía cómoda y decidió que solamente dormiría en la recámara para cuidar de la niña y seguir cumpliendo con sus labores de siempre. Consuelo por su parte continuaba estudiando, pero se le comenzaba a dificultar porque estaban próximas las evaluaciones finales que le permitirían seguir con algo más profesional y no sabía cómo decirle a su patrón que le permitiera hacerlas pero sin dejar su trabajo ya que no deseaba separarse de Hugo. Debido a todas las cosas que pasaron los patrones, había estado meditando y se dio cuenta que en verdad estaba enamorada y anhelaba formar una familia a lado de Hugo y no quería perder tiempo pues nadie sabe lo que pueda pasar más adelante, pero aún estaba indecisa.

María: Consuelito, ¿ya pensaste cómo vas a decirle a Rogelio que te dé permiso de irte más temprano por lo de tu escuela?

Consuelo: No madrina, es que no creo que el patrón esté de acuerdo de darme casi toda la media tarde y la noche, ¡con todo lo que hay que hacer en la casa!, ¿no cree?

María: Yo que tú me aprovecho de que viene llegando de su luna de miel y me imagino que con lo contento que ha de estar, te dice que sí, y por lo de la casa no te apures, que yo me doy abasto sola.

Consuelo: Pues más tarde o mañana le pregunto madrina.

María: Bueno, pero no dejes que pasen más días.

Consuelo: No madrina.

En el despacho de Rogelio (que había sido reparado después del incendio, tratando lo más posible que se mantuviera todo como estaba).

R: (poniéndose detrás de su escritorio), Y bien Ernesto!, ¿de qué asunto quieres hablarme?

Ernesto: Es de algo que ya sabes Rogelio. Se supone que irías a mi consultorio hace más de una semana y nunca te apareciste, tampoco me contestaste el celular, ni pude encontrarte en la Hacienda y el día de la boda no pude hablarte porque siempre estabas con alguien.

R: Perdona Ernesto, es que cuando colgué contigo esa ocasión, otro cliente se comunicó conmigo después pidiéndome verlo en un restaurante de Santa Catalina y no podía decirle que no porque es muy importante para mí negocio, luego mi celular sufrió una caída muy fuerte por lo que tuve que comprarme uno nuevo que es del mismo modelo por cierto, y por lo de la luna de miel, estuve saliendo para dejar arreglado todos los pendientes.

Ernesto: Me imaginaba lo de los pendientes, aunque es muy coincidente lo de tu celular (mirándolo fijamente).

R: (riendo), Eres muy listo Ernesto!, tienes razón, la verdad es que, sobre el asunto de los estudios esos, quiero y espero entiendas que he decidido no saber nada de lo que digan. Así que si no hay otro asunto importante que tengas conmigo solo me resta pedirte que te quedes a comer con nosotros, Paula estará muy contenta de ver que al menos tú estás aquí.

Ernesto: Espera Rogelio, no entiendo porqué de un momento a otro, tomas la decisión de no ver los resultados si te ase...

R: Mira Ernesto!, como médico estás obligado a respetar las decisiones de tus pacientes, y la mía es que no me interesa saber nada que venga escrito en esos papeles y como un favor de socios, te voy a pedir que nunca lo hables con nadie más, mucho menos que Paula sepa siquiera que me pasó por la mente ir a Tuxtla para solicitarlos.

Ernesto: Está bien Rogelio, si eso es lo que quieres te aseguro que de mi parte Ana no lo sabrá, pero creo que necesitas...

R: Por favor, ya no insistas, te repito que no me interesa. Y pues me disculpo pero quisiera descansar y asearme para la comida que María nos preparó a Paula y a mí, y espero que lo que te dije no sea motivo para que no estés presente, sobre todo por mi esposa.

LQNP: HISTORIA DE AMORWhere stories live. Discover now