CAPÍTULO 53

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Tuxtla - Casa de la madre de Alejandro:

Las madrugadas eran extenuantes para cinco hombres, pues los gritos de una mujer con pesadillas, no solamente los sacaban de quicio, sino que también los ponían en dificultades con los vecinos... La noche anterior tuvieron que dar explicaciones del por qué gritaba la mujer. Sin embargo sus argumentos no convencieron a la señora que fue a preguntarles, aunque nos les insistió después de aquella visita, (Raúl iba llegando y sus tres acompañantes le dieron miedo)... Los tres hombres que llegaron con Raúl, eran de complexión ancha y de estatura alta. Dos de ellos eran gemelos y mal encarados; el otro tenía piel morena y se veía tranquilo, (pero en realidad era el más intolerante de los cinco).

En ese momento discutían con Raúl de una manera agresiva porque ninguno quería obedecer las órdenes que dejara Alejandro... César únicamente los observaba y de vez en cuando dirigía su mirada hacia la cama donde estaba Cynthia... Ella comenzó a despertarse por los gritos, pero extrañamente no se alteró como siempre lo hacía y se dedicó a escucharlos.

Pablo: (uno de los gemelos), ¡No voy a arriesgarme porque así lo desea un Licenciado cobarde!

Adrián: (el otro gemelo), ¡Estoy de acuerdo con mi hermano!... El señor Mendoza ya está muerto y no veo el caso de exponernos de esa manera.

Raúl: ¿O sea que no les interesa desquitarse de lo que le hicieron al señor Mendoza?

José: ¡Sí nos interesa!, pero no es lo mismo hacerlo cuando tenemos el respaldo de gente con poder político, que hacerlo contando sólo con el anhelo de justicia de un abogado... ¡Raúl!, esto no es un juego y sí continuamos metiéndonos con ese asesino, Luis no será el único muerto aquí.

Cynthia se levanta y camina despacio hacia Raúl. Los cuatro hombres la miran entre sorprendidos y nerviosos por lo que pudiera ser capaz de hacer. Sin embargo Cynthia se limita a sujetar las manos de Raúl y con una misteriosa serenidad le empieza a hablar.

Cynthia: ¿Dónde está Luis?

Raúl: ¡Ya lo sabe señora!

Cynthia: ¡Él no está muerto!... yo aún lo veo.

Raúl: Lo ve dentro de sus sueños, pero esos no son reales.

Cynthia: ¡Sé que no son reales!

Raúl: (¿?), ¿Cómo que lo sabe?

Cynthia: Porque me lo dijo Luis, (lo suelta y va hacia la mesa para sentarse en la silla), el hombre que me lo quitó también está en mi mente.

Raúl: ¿De verdad?... entonces si lo ve, ¿lo reconocería?

Cynthia: Nunca voy a olvidar el rostro del hombre que me quitó a Luis, (mira a Raúl), a menos de que pague por lo que hizo.

César: (se va a la puerta), ¡Bueno!... la señora ya decidió.

Pablo: ¿De qué demonios hablas?

César: Que si ella ha dicho que debe pagar... ¡debe pagar!, (abre), me voy a tomar unos tragos.

César sale y de inmediato Adrian va con Raúl para susurrarle.

Adrian: No vas a obedecer a la loca, ¿verdad?

Cynthia: Me encuentro encerrada en el mundo que se creó por mis pecados, pero sé bien lo que estoy pidiendo.

Adrian: (sorprendido), ¿Cómo pudo escucharme?

Cynthia: ¡Porque estoy loca!

José: A mí no me interesa si está loca o no... Lo que yo digo es que no es sencillo hacer lo que quieren porque no tenemos los recursos ni el apoyo.

LQNP: HISTORIA DE AMORWhere stories live. Discover now