CAPÍTULO 38

66 9 1
                                    

Hacienda del Fuerte:

Rogelio y Paula revisaban los documentos que le enviarían a Laura para la convención Europea. Paula leía cada apartado y enseguida observaba a su esposo a la espera de su aprobación, pero en varias ocasiones tenía que repetirlos, porque él no estaba prestando atención. Luego de muchas distracciones, se le acerca.

AP: (se sienta en sus piernas), ¿Qué tienes Rogelio?, llevo una hora releyendo el documento y parece que tú no has escuchado ni una palabra.

R: ¿Por qué dices eso amor?... te he dado mi aprobación en casi todo lo que has dicho.

AP: ¡Ese es el problema!... hay dos puntos en los que tenías que indicarme lo que se debe hacer. Pero en lugar de eso contestaste "sí y no".

R: (nervioso), ¿En serio?... ¿y qué decían esos dos puntos?

AP: ¡Ves!... ni siquiera los recuerdas,... a ti te pasa algo y no quieres que yo lo sepa, (lo abraza), Rogelio, ¿acaso es tan grave que no puedes decírselo a tu esposa?

R: ¡Por supuesto que no Paula!... sólo estaba pensando en la persona a la voy a mandar como encargado de los animales en Inglaterra.... acuérdate que ya se tienen que embarcar pasado mañana.

AP: Hugo es tu administrador, también está Consuelo o Pancho.

R: El trabajo es demasiado pesado como para mandar sola a Consuelo, y a Pancho lo necesito más aquí. En cuanto a Hugo, pienso que es el indicado, pero desconoce muchas cosas esenciales y no quisiera que tuviera problema con los ingleses... además, le falla el idioma.

AP: ¿Y entonces qué vamos a hacer?

R: Pues tendría que ir yo.

AP: ¡Pero Rogelio, te vas a ir un mes antes del evento!... Amor, la hacienda te necesita, pero sobre todo tus hijos y yo.

R: Lo sé Paula, pero solamente sería poco más de un mes, (acaricia su rostro), comprende que los eventos aseguran el mercado por varios años y este negocio es el patrimonio de nuestros chamacos.

AP: (se levanta), ¡Lo comprendo!, aunque no me gusta que estés tan lleno de trabajo, además, ya casi no compartimos tiempo como familia y yo..., (hace una pausa)... Rogelio, deberías considerar el contratar más gente.

R: Ya tenemos suficiente personal Paula.

AP: Sí pero yo me refiero a que necesitas más apoyo en el manejo de la hacienda... Hugo y tú no se dan abasto.

R: ¡Dices lo mismo que Ernesto!

AP: (¿?), ¿Qué te dice Ernesto?

R: Eso de contratar a alguien... nada más que le dije que para hacerlo me gustaría que fuera una persona muy honesta, porque con las malas experiencias que hemos tenido, no quisiera arriesgarme a meter a la hacienda otra ponzoña como Bruno.

AP: No toda la gente es como Bruno.

Paula toma sus manos y lo hace que se levante para abrazarlo.

AP: No eches en saco roto lo que te dice Ernesto... Mi amor, no puedes continuar así, últimamente te he notado más cansado de lo normal y sé que algo te sucede.

R: (sonríe), ¡No me pasa nada Paula!, es lógico que este ritmo de trabajo me canse, pero pasando la convención te prometo que voy a tomarme unos días para reponerme, (con su mano levanta el rostro de su esposa), ¿estás de acuerdo?

AP: No mucho, pero nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión.

Rogelio acerca su rostro y la besa unos breves segundos porque tuvieron que separarse al instante en que Hugo entra al despacho.

LQNP: HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora