CAPÍTULO 42

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Estados Unidos – Hotel:

Alejandro se pasó toda la noche pensando en las cosas que le había hecho a Dany desde que iniciaron su relación. Entre más excavaba en sus recuerdos, más se daba cuenta de lo injusto y egoísta que había sido con ella... Debido a tantos reproches mentales, no pudo dormir y mejor se levantó a las seis de la madrugada. Luego de alistarse, sale de su cuarto para buscar a su esposa y suplicarle que lo perdonara. Al estar frente a la puerta de la habitación de Dany, se pone nervioso y no se anima a tocar. La recamarera sale de uno de los cuartos y se acerca a él.

Recamarera: ¡Buenas días señor!

Alejandro: ¡Buenas días!... ¡qué bueno que la veo!, ¿podría hacerme el favor de preguntarle a mi esposa, sí me puede recibir?

Recamarera: ¡Hasta que lo escucho decirle de esa forma!... (Enojada), ¡Señor!, sé que sólo soy una empleada y que me puedo estar jugando mi trabajo si le digo esto, pero la pobre señora se pasó toda la noche llorando porque usted quiere divorciarse de ella, para correr a los brazos de esa mujer con la que siempre está.

Alejandro: ¿Qué?... ¿De dónde sacó esa conclusión tan absurda?

Recamarera: La señora lo vio anoche besando a esa mujer.

Alejandro: ¡No es posible!

Alejandro se acerca más a la recamarera y la toma de los hombros.

Alejandro: ¡Por favor!, necesito que me abra la puerta... Las cosas no son como ella está pensando, ¡se lo juro!

Recamarera: ¡No es a mí a quién le debe jurar!... Pero de nada sirve que le abra la puerta, porque la señora salió hace rato y no quiso decirme a dónde... aunque me prometió que regresaría más tarde.

Alejandro: (preocupado), ¿Dice que salió, a ésta hora?

Recamarera: ¡Sí!

Alejandro: ¡Cómo se atrevió a salir si no conoce ningún sitio de éste país, y en semejante horario!

De pronto una enorme angustia se apoderó de Alejandro y se echa a correr hacia la salida del hotel en busca de Dany. A pesar de no tener la mínima idea del lugar al que pudo irse, eso era mejor a quedarse sentado a esperar que algo malo le ocurriera.

Luego de que él se fuera, la recamarera saca sus llaves para abrir la puerta y entra... Dany estaba sentada en una cómoda cepillando su cabello. Traía puesto un vestido blanco de tirantes y unas zapatillas altas color perla.

Recamarera: Hoy se está esmerando mucho en su arreglo.

Dany: Lo hago porque estoy decidida a recuperar mi felicidad... Por cierto, ¿sabe si mi esposo aún sigue dormido?

Recamarera: Al parecer no pudo dormir porque ya está despierto y deseaba hablar con usted.

Dany: ¿En serio?... ¿y le dijo lo que le pedí?

Recamarera: Sí señora, pero ¿no cree que su plan fue algo drástico?... el señor salió de aquí muy angustiado... ¡Pobrecito!, hasta lástima me dio.

Dany: (contenta), ¡Eso quiere decir que aún le importo!

Recamarera: Pues yo creo que nunca ha dejado de importarle.

Dany: ¡Ojalá!... ¿Y le habló del beso?

Recamarera: Sí... y me dijo que las cosas no son como usted piensa.

Dany: ¡Ya sé que no!, (sonríe), Alejandro es como un niño y todo lo que siente lo refleja. Eso me permitió darme cuenta de que no correspondió el beso de esa mujer.

LQNP: HISTORIA DE AMORWhere stories live. Discover now