CAPÍTULO 23

131 9 4
                                    

Después de recoger a su hijo, los Montero regresan a la Hacienda del Fuerte. Inmediatamente los tres suben al cuarto de Mary para enseñarle la foto de su hermanito. María se encontraba jugando con ella cuando entran. Paula carga a su hija para sentarse en la cama, Margarito a un lado y Rogelio hace que su Nana ocupe el otro lugar junto a su esposa. Aunque la niña no entendía que era exactamente lo que le mostraban, no dejaba de ver la imagen con mucha atención.

Margarito: ¡No sé ve nada!

R: ¡Cómo que no chamaco!, ahí se ve clarito tu hermano o hermana.

Margarito: ¡Pues yo no veo nada!

AP: Al parecer tu hermanita sí lo ve. Mira como no le quita la vista de encima a la foto.

Margarito: ¡Justamente!, Como no se ve, intenta descubrir que hay en esa foto.

María: Eso es porque está muy pequeño.

R: Así es chamaco, es lógico que ahora no se distinga porque apenas tiene tres meses.

Margarito: ¿Y entonces cuándo podremos ver su cara?

AP: Me imagino que hasta que cumpla seis meses, si Dios quiere.

Margarito: ¡¿Tanto tiempo hay que esperar?!

María: No te desesperes Margarito, los meses se irán en un abrir y cerrar de ojos. Al menos en estos tiempos tienen la oportunidad de verlo desde que se está desarrollando.

Paula se levanta para acercarse a Rogelio. Retira un poco las muletas, toma sus brazos y se voltea haciendo que la abrace mientras coloca sus manos en su vientre.

AP: Afortunadamente podemos verlo, pero lo que en verdad me emociona, es que compartimos estos momentos juntos, (Rogelio le sonríe).

Margarito: Es cierto, lamento ser tan impaciente, pero ya me urge que nazca mi hermano o hermana.

R: No eres el único Margaro.

Los cuatro se dedican a contar anécdotas de sus casi tres años. Luego de un rato, Margarito se disculpa porque necesitaba ir a hacer su tarea. Su hermana se levanta para irse con él. Paula y Rogelio se sientan en la cama para continuar viendo la foto de su hijo.

María: ¡Se les nota lo contentos que están!

R: ¡Claro Nana!, no es para menos. ¿Cuándo me iba a imaginar que estaría viendo un chamaco mío de esta manera?

AP: Yo tampoco lo creía. Pero todo es gracias a Rogelio.

R: (seductoramente), Es que soy muy bueno ¡verdad!

AP: No me refería a sus habilidades señor Montero. Hablaba de que gracias a tu fuerza de voluntad, pudiste volver a caminar, lo demás vino a partir de ese milagro.

María: ¡Hay muchachos!, agradezcan que soy de mentalidad abierta. Porque si no, ya me hubiera ofendido con sus indirectas.

AP: Lo siento María, pero eso de convivir con un hombre sin la más mínima gota de vergüenza, me ha mal influenciado.

R: ¡Caramba!, ¡ahora resulta que yo soy el impúdico y tú la santa!

AP: ¡Yo no era así! Tú me volviste de esta manera.

R: (acerca su rostro al de ella), ¿no me digas que no disfrutas el poder expresarte sin reprimirte?

AP: (coloca sus brazos en su cuello), lo disfruto mucho, ¡me siento tan bien cuando me hablas de ese modo y más el que pueda hablarte de mis deseos!

María: (se levanta), Mejor vuelvo a la cocina, ahí hace menos calor que en este cuarto.

Rogelio y Paula regresan a la realidad.

LQNP: HISTORIA DE AMORWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu