CAPÍTULO 30

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Estados Unidos – Empresa agropecuaria Sanders.

Rogelio, Margarito y Alejandro, llegaron a la Compañía Smith muy temprano, (Jennifer no estaba pero dejó dicho que los vería después). Laura se encargó de llevarlos hasta las instalaciones de una empresa realmente impresionante que contaba con grandes sembradíos, gigantescos graneros, terrenos extensos para el pastoreo y maquinaria. El territorio era tan amplio, que el coche de Laura tardó casi veinte minutos en recorrer el camino que los dejaría en el edificio administrativo.

R: (sorprendido), Laura, ¿de verdad ésta es la empresa del señor Sanders?

Laura: ¡Así es Rogelio!, ¡es enorme ¿no?!

Margarito: La palabra enorme se queda corta, creo que es más o menos del tamaño de las tierras del Fuerte.

Alejandro: Tienes razón Margarito, la diferencia es que en lugar de la Hacienda tiene ése edificio que es parecido a la procesadora de Sinaloa.

Laura: ¿Entonces de qué te sorprendes Rogelio?, si analizamos la cantidad de tus tierras, se podría decir que tienes más que el señor Sanders.

R: Me sorprende porque todo lo tiene en un solo terreno, yo los tengo dispersos y en diferentes estados.

Laura: Sin embargo con todo y este enorme terreno, no se da abasto con las cantidades que tiene que entregar a sus clientes en Europa, por eso necesitaba un socio.

R: Eso es lo que no me queda claro, ¿cómo consiguió tantos contratos en Europa, siendo que yo únicamente tengo dos con empresarios asiáticos?

Laura: ¿Sabes?, ni yo lo sé. El apellido Sanders tiene poco de ser conocido en la industria ganadera, ni la Compañía Smith estaba enterada de él hasta que mandaste esa información.

Alejandro: Es extraño, el contrato menciona a nueve empresas localizadas en Inglaterra y Francia. Y por lo poco que sé de ellas, para que hagan tratos con un empresario extranjero, éste debe contar con un gran prestigio en la rama agropecuaria. Rogelio, ¿estás seguro de firmar el contrato con el señor Sanders?, a mi juicio es sospechosa su repentina aparición en el mercado estadounidense.

Margarito: Papá mejor no aceptes, que tal si es un impostor y quiere perjudicarte, eso lo he visto en las películas.

R: (ríe), ¡Caramba!, ahora resulta que quieren desistir, Laura, ustedes lo investigaron ¿o no?

Laura: En esta ocasión yo no hice esa labor sino Jennifer y según ella es de fiar, aunque no se tardó ni un día en investigarlo. ¡Es más!, lo que me entregó estaba orientado a su reputación de mujeriego y no a sus negocios.

Alejandro: Entonces la señorita Jennifer solo se basó en su vida privada y eso no aclara lo que te digo Rogelio.

R: ¡Ta bueno!, voy a hablar con Jennifer y con el señor Sanders para salir de dudas antes de tomar una decisión.

Margarito y Alejandro se miraban entre sí con un poco de duda, pero prefirieron ya no decirle nada a Rogelio porque no lo harían cambiar de opinión.

Los cuatro entran a las oficinas centrales donde son recibidos por una secretaria vestida muy provocativa, (vestido entallado color negro con minifalda, cabello rizado corto, rubia y de ojos azules), que en cuanto vio a Rogelio y Alejandro les dio una mirada coqueta.

La mujer los condujo hasta una sala color beige con ventanales de cristal, alfombrado, mesa de centro, y un área de cafetería al fondo. Ahí les pidió que esperaran a que el señor Sanders terminara de atender a una persona. Poco después llego Jennifer, iba con un traje sastre con minifalda y sus acostumbrados tacones altos. Al verlos, de inmediato fue a abrazarlos.

LQNP: HISTORIA DE AMORWhere stories live. Discover now