CAPÍTULO 61

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Casa en los límites de Villahermosa:

Rogelio no veía la hora de llegar al sitio donde tenían a Paula. Con impaciencia golpeaba la puerta de la camioneta y lo hizo así durante todo el camino. José estaba cansándose de su desesperación y juraba por lo bajo infinidad de apelativos ofensivos. Raúl divisa la casa y los alerta de que se calmen porque sería peligroso que los escucharan.

A varios metros de la propiedad, se bajan y se dividen. Los gemelos se adelantan y el resto espera un poco para seguirlos y por estrategia se quedan escondidos detrás de los árboles.

Los gemelos alistan sus armas al notar que únicamente se encontraban dos guardias frente a la casa. Colocan el silenciador y Adrian dispara dejando herido de muerte a uno de los hombres. El otro se asusta y saca su pistola mientras se va a refugiar en la casa. Adrian lo alcanza y lo hiere en el hombro.

Hombre: (tirado en el piso), ¡Esperen, por favor!, yo soy inocente.

Adrián: ¡Sí claro!, y debo suponer que no tuviste nada qué ver con el asesinato del señor Mendoza, a manos de tu jefe James Clayton, ¿verdad?

Hombre: Sólo seguimos órdenes, al igual que ustedes.

Adrián: Bueno, pues es una pena que por esas órdenes, tu vida termina en éste momento.

El hombre grita de pánico, pero antes de que Adrián apriete el gatillo, una bala le da en el estómago y cae al piso desangrándose rápidamente. Su hermano Pablo corre al verlo herido, al igual que Rogelio y Raúl, sin embargo una serie de disparos los obligan a tirarse en el suelo y miran a todos lados tratando de localizar al asesino.

R: ¿Eres tú James?

James: (aún escondido), Te advertí que me dejaras terminar lo que había venido a hacer, pero quisiste hacerte el héroe y ahora tu mujer está a nada de morir.

R: ¿Qué le hiciste malnacido?

James ya no responde, pero Rogelio alcanza a escuchar ramas rompiéndose debido a las pisadas de una sola persona que echó a correr hacia el bosque. Él se levanta e intenta seguir a quien quiera que esté escapando, sin embargo Raúl lo detiene y manda a Pablo tras el sujeto.

R: ¿Por qué carambas me detienes?

Raúl: Escuché un quejido proveniente de la casa y además el que se echó a correr no era James.

Rogelio no prestó atención a lo último porque al oír sobre el quejido, entró a la casa, pero se quedó estático al ver a su hermana tirada en el piso con la ropa desgarrada, apenas cubriendo su cuerpo con una camisa de hombre, sin embargo lo peor fue ver que en sus piernas habían rastros de sangre y no tuvo qué pensarlo mucho para saber a qué se debía.

La impresión y la rabia lo mantuvieron pegado al piso. Raúl entra y al verla recoge la manta que está a un lado y le cubre las piernas. Cynthia mira a su hermano y le sonríe de forma despreocupada.

Cynthia: Cierra la boca hermano, no fue tan malo como parece, (Rogelio no responde).

Raúl: ¿Dónde se encuentran la señora Montero y el otro hombre?

Cynthia: (sin apartar la vista de Rogelio), Se escaparon, pero Ricardo está muy lastimado y Paula cojea porque se torció el tobillo... Unos hombres de James fueron tras ellos y seguramente ya los habrán alcanzado.

Raúl: (se levanta y se acerca a Rogelio), Adrián está muerto y Pablo sigue tras el hombre que huyó... César y José fueron a vigilar los alrededores como acordamos, pero ahora que sabemos que su esposa y su concuño escaparon, tenemos que buscarlos antes de que los encuentren los matones de James. Yo voy avisarles a mis compañeros, usted cuide de su hermana, (Rogelio sigue sin responder, y él habla en susurro), señor, la señora Cynthia necesita su apoyo. Ella parece fuerte, pero si usted no consigue quitar esa expresión de su rostro, la hará sentir mal.

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