CAPÍTULO 20

140 12 5
                                    

Pasadas las nueve de la mañana, Rogelio despierta un poco confundido por el lugar donde se encuentra. Lo último que recordaba, era que había ido a buscar a Alejandro al bar y mientras le platicaba el horrible día que paso, tomaba un poco de vino para tranquilizarse. Cuando intenta levantarse, un fuertísimo dolor en la cabeza comienza a aquejarlo. Margarito entra justo en el momento en que se estaba sobando la sien.

R: ¡Caray!, ¡desde hace mucho que no tenía una cruda!

Margarito: (¿?), ¿Cruda?, ¿te emborrachaste?

R: ¡Cómo crees mijo!, Un Montero nunca se emborracha.

Margarito: Pues te veo un poco mal, y hueles a alcohol.

R: ¡Ese Alejandro!, seguro que pidió otra cosa más fuerte, pero no se preocupe mi chamaco, en unas dos horas se me pasa el malestar.

Margarito: Ojalá, porque no creo que a mi mamá le parezca verte así.

R: Hablando de tu madre, ¿la has visto?

Margarito: Se levantó muy temprano a preparar el desayuno.

R: (incrédulo), ¿Estás seguro?, ¡eso es algo que tengo que ver!

Margarito: Pues apúrate porque que solo faltas tú, mi tía Dany y Alejandro.

R: (mira su reloj), ¡Caramba, ya es tarde!, ¿por qué no me hablaron más temprano?

Margarito: Porque has estado muy cansado y mi mamá quiere que te recuperes, (se acerca para sentarse en la cama), papá, no te lo había dicho, pero te admiro mucho.

R: ¿A mí?, ¿y por qué?

Margarito: Aunque te sientes cansado, siempre ves la forma de consentirnos a mi mamá, Mary y a mí.

Rogelio abraza a su hijo y le da un beso en la cabeza. Margarito corresponde a su gesto abrazándolo muy fuerte.

R: Mi más grande anhelo, era tener una familia. Por eso no existe cansancio que me impida disfrutar de ustedes, que son lo más hermoso que tengo, (lo separa suavemente), nada más no se lo digas a nadie, porque hay una reputación que debo mantener, ¿te parece que sea nuestro secreto?

Margarito: (sonriente), ¡Claro que sí papá!

R: Ahora ve a ayudar a tu madre mientras yo me quito el olor a alcohol, sino, capaz que Paula se enoja más de lo que ya debe estarlo.

Margarito: Yo la veo contenta. Hasta estaba cantando una canción mientras hacía el desayuno.

R: (¿?), Con eso ya me dejaste muy preocupado. Seguramente quiere desquitarse porque llegué así, ¡qué bueno que me avisas para estar alerta!

Margarito: No creo que quiera desquitarse, en verdad me pareció muy feliz. Pero eso es asunto de ustedes. Voy a cuidar a mi hermana como te prometí, y tú cuida bien de mi mamá.

Rogelio no le contesta porque estaba pensando en la clase de idea que se le pudo haber metido en la cabeza a su esposa. Margarito al verlo tan lejano decide retirarse. Al paso de unos minutos se levanta para bañarse, porque de nada valía intentar comprender los extraños cambios de humor de Paula.

En la habitación donde se encontraban Dany y Alejandro. Éste último comienza a despertarse con el mismo dolor de cabeza que el de su compañero de parranda (solo que las nauseas eran un adicional). Se trata de mover, pero un peso en su hombro le impedía hacerlo, por eso se impulsa lo más fuerte que puede para liberarse, haciendo que Dany se despierte con el fuerte movimiento.

Dany: ¡Alejandro!, ¡qué formas tienes de despertar a la gente!

Alejandro: (sorprendido), ¡¿Dany, qué haces aquí?!

LQNP: HISTORIA DE AMORWhere stories live. Discover now