CAPÍTULO 43

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Hotel de Tuxtla:

Durante el trayecto al hotel, Paula y su tía permanecieron en silencio. Rogelio intentaba encontrar algún tema que acabara con ese clima de tensión que ya lo estaba desesperando. Sin embargo ellas apenas y respondían con monosílabos. Para cuando llegan, le pide a Paula que vaya por sus hijos mientras él iba a solicitar una mesa, y sin preguntarle nada, se lleva a Rosaura. Cuando el encargado les asigna un lugar, ambos toman asiento y Rogelio nuevamente se ve rodeado de ese ambiente impasible que lo ahogaba.

R: ¡Me da gusto que por fin esté libre Rosaura!

Rosaura: ¡Gracias Don Rogelio!

R: ¡Caray!, pensé que iba a estar brincando de alegría, pero en lugar de eso pareciera que el haber salido le causara pesar.

Rosaura: ¿Usted cree que es justo que yo esté aquí?

R: (¿?), No la entiendo.

Rosaura: (se toca la cabeza), ¡Mire Don Rogelio!, comprendo que ser el esposo de mi sobrina y el padre de sus hijos, lo obliguen a aceptar sus caprichos. Pero ambos sabemos que no le soy de su agrado, y menos por las terribles cosas que les hice.

R: ¿Desde cuándo sabe lo que yo siento?... Rosaura, no le voy a mentir... Sí llegué a sentir recelo hacia usted por todo lo que le hizo a Paula, pero luego me di cuenta de que yo no soy mejor, porque también la lastimé.

Rosaura: No hay punto de comparación entre lo que usted hizo y lo que yo les hice.

R: Quizás no pero...

Rosaura: ¿Podemos dejar ese tema Don Rogelio?, al menos por hoy no quiero recordar. Mañana iniciaré mi nueva vida, pero mi deseo es disfrutar éste último momento al lado de mi familia sin tener que mirar hacia el suelo.

R: (¿?), ¿Último momento?... ¿A qué se refiere?

Rogelio esperaba la respuesta de Rosaura, pero en ese instante Paula llega con sus hijos, y como tenía que ayudarla con uno de los gemelos, el tema es relegado a nada. La seriedad que Paula había tenido en el camino, había quedado atrás, dejando en su lugar una sonrisa al momento de mostrarle a su tía, a cada uno de sus hijos. Margarito no necesitó presentación, e incluso el jovencito fue el primero en darle un abrazo que Rosaura sintió como genuino. La siguiente fue Mary, y gracias a que la pequeña princesa contaba con un carácter dulce, no les llevó mucho tiempo tomarse cariño, y por último conoció a los gemelos. Rosaura se animó a cargar al pequeño Rogelio y Paula le acercó a Federico. La emoción de ver a los hijos provenientes de la unión de su sobrina y su esposo, le hicieron sentirse un poco feliz, pues aunque su pecado no tenía perdón, esa luz que veía en sus brazos y en los de Paula, le decían que no todo había sido malo.

AP: ¿Qué te parecen tus cuatro sobrinos?

Rosaura: (mira a Margarito), Me sorprendió mucho éste jovencito tan guapo. Ha cambiado su físico y se está pareciendo demasiado a su padre, además está muy alto.

Margarito: Es lo que todos me dicen, pero mi mamá no deja de tratarme como si aún fuera un niño.

Rosaura: Sólo se preocupa por tu bienestar... Yo nunca tuve hijos, y hay que dar gracias a Dios por eso.

Margarito: (¿?), Pero el tío Miguel y mi mamá fueron como sus hijos ¿no?

Rosaura: La vida me regaló lo más valioso que pude anhelar, pero en aquel momento no supe apreciarlo y terminé por destruir a mi niño.

Margarito se queda algo dudoso por las palabras de Rosaura y de nuevo el clima se tornó tenso. Paula hace lo primero que se le ocurre para salir de esa situación.

LQNP: HISTORIA DE AMORWhere stories live. Discover now