III

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Capítulo 3.

La casa de Jackson estaba un poco más adentro del bosque, desde su lugar de partida caminaron por alrededor de 30 minutos. Debido a que la adrenalina por la huída y carrera ya había disminuido, el cuerpo de Mark empezó a sentir los estragos. No solo le dolía el tobillo, sino que sentía en su rodilla derecha como si tuviera una herida que cada vez que caminaba el pantalón al rozarle le hacia daño, además las palmas de sus manos ardían. Pero decidió ignorarlo, no quería mostrarse indefenso y mucho menos ante un desconocido.

Finalmente llegaron a la casa o mejor dicho cabaña. Definitivamente nada comparado con el palacio donde vivía Mark, era una casa común, no muy grande, con acabados de madera.

Jackson quitó sus brazos de alrededor de Mark y buscó sus llaves dentro de los bolsillos de su pantalón. Abrió la puerta y prendió las luces. Volteó a mirar a Mark que estaba apoyando en las barandas de afuera de la casa, ofreciéndole su mano para ayudarlo.

— Puedo solo... — Dijo el chico más delgado apoyándose de las paredes mientras saltaba en un pie hacia adentro de la casa, a Jackson se le dibujó una pequeña sonrisa, él sabía que Mark estaba adolorido porque lo había visto mientras caminaban, le parecía muy curioso la fachada de autosuficiencia que se ponía el muchacho y le hacia preguntarse un poco como sería su verdadera personalidad. Entró detrás de él. Mark se quedó mirando la casa apoyado de una pared. A pesar de que el lugar era pequeño, se sentía acogedor y se veía cómodo. La decoración toda en colores tierra le daba cierta calidez al espacio. Además de tener un aroma particular, el supuso que era por la madera.

— Deberías tomar una ducha — La voz de Jackson lo sorprendió y lo sacó de su mundo. Mark se miró a si mismo, su pantalon gris deportivo así como su sudadera y zapatillas estaban llenos de barro y de color verde — ¿Tienes ropa limpia? — Mark asintió con la cabeza, mientras Jackson se quitaba la chaqueta que llevaba puesta y caminaba hacia el baño para prenderle las luces. ¿Era raro confiar en un completo desconocido? Pues si, pero por alguna razón este chico le causaba confianza. El pelinegro regresó a la sala y le tiró una toalla en la cabeza.

— Cuando termines de ducharte curaré tus heridas — Mark quitó la toalla de su cabeza y vió como Jackson abría la puerta de su refrigerador para sacar una lata de gaseosa. Ahora que lo veía bien el muchacho no era tan alto pero si muy atlético, sus hombros eran anchos y la camiseta que estaba usando dejaba que los músculos de sus pectorales y abdomen se marcaran, así como también dejaba notar sus obviamente trabajados brazos. Los mechones de su cabello negro caian hacia un lado de su rostro y sus ojos negros brillaban por la iluminación casi amarilla de la casa.

— ¿Qué miras? ¿Quieres que también te ayude a bañarte?

Mark sintió su cara caliente como nunca había sentido antes, sus orejas ardian. Y sintió como su corazón así como tambien otro lugar que no debería, palpitaban. Tomó un almohadón del sofa que estaba al lado de él y se lo lanzó con toda su fuerza al pelinegro quien solo se reía.

— ¡Ni aunque mi vida dependiera de eso! — Saltando en un pie pasó enojado frente al otro chico para dirigirse hacia el baño y cerró la puerta de un tirón. Jackson sonrió antes de continuar tomando su gaseosa.

La respiración de Mark aún seguía agitada, ese tipo lo sacaba de sus casillas, se miró al espejo por encima del lavado, su cara estaba totalmente roja como un tomate. "¿Qué rayos me pasa?" pensó un poco más enojado que nervioso. Abrió el grifo y lavó sus manos. Al mirar sus palmas pudo ver que efectivamente tenían raspaduras y por eso ardían. Suspiró y se sentó sobre el inodoro, se quitó la mochila y la gorra que llevaba liberando por primera vez en toda la noche su plateado cabello, se sacó la sudadera y la camiseta que llevaba debajo.

Guardian Of Your Heart [ Markson | Omegaverse ] Where stories live. Discover now