Capítulo 7: No Más Chocolates Para Sophie.

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Hay momentos en la vida en que uno siente que las cosas son imposibles, uno se enoja con la vida pensando en la famosa frase ¿Por qué a mí? Ahora que mi hermana me acaba de confesar que le gusta la misma persona que me gusta a mí, ahora si que siento que todo es imposible, ahora siento que lo de nuestros padres, la diferencia de edad, no eran nada, no eran absolutamente nada comparado con esto.

- Ay Sophie dime algo - sonreí intentando hacer mi mejor sonrisa.

- Harían linda pareja - respondí con el corazón en la mano.

- Pero si ni siquiera sabes quién es, un momento ¿Tanto se me nota? - preguntó alarmada y levanté mis hombros, tengo miles de preguntas por hacer, pero no las haré, no quiero seguir escarbando, el que busca siempre encuentra dicen por ahí, y debo ser una mujer inteligente, soy muy joven para estas cosas, debo concentrarme en hacer amigos y estudiar.

Cuando llegamos al salón, Nate apareció recién duchado, sin su traje de polo, con ropa semi formal, cuando comenzaron a sentarse, Diana se sentó enseguida a su lado, conversándole alegre, les quité la vista, no quiero estar aquí, esto no me puede estar pasando a mí.

- ¿Hija te sientes bien? - me habló mamá a mi lado y negué con la cabeza, lo único que quiero es llorar de pena.

- No me he sentido bien desde que desperté y no he logrado comer, preferiría irme a casa.

- ¿Estás segura princesa? - preguntó papá al lado de mamá mirándome serio, le asentí y me levanté del asiento.

- Yo te llevo a casa - Nate se puso de pie enseguida.

- No, tranquilo almuerza, yo la llevaré- papá le hizo un gesto con la mano relajado, Nate me miró sin saber que hacer y se sentó de malas ganas. Me despedí de todos en forma general y comencé a caminar hacía la salida esperando que papá se levantara de la mesa. Me arrepiento de haberme ido de esta manera, me cuesta afrontar las situaciones, no tengo mucho carácter para estas cosas, pero ya no es levantarse de la mesa porque llegó Tessa, ahora es mi hermana, y contra eso siento que no podría hacer nada, jamás me podría cruzar en su felicidad.

- Yo te iré a dejar - Nate pasó por mi lado caminando rápido hacia la salida, me puse a caminar más rápido intentando seguirle el ritmo, se giró para mirar si iba tras de él y miró tras de mí seguramente para asegurarse que nadie vaya a escuchar - Necesito hablar contigo, pero hablémoslo en casa - asentí nerviosa y nos fuimos directo a su auto. No habló nada en el camino a casa.

- ¿Qué me quieres decir? - le pregunté en un semáforo en rojo, me miró sonriendo.

- En casa Sophie, es algo serio y no quiero decirlo mientras conduzco - asentí aún más nerviosa ¿Sabrá que a Diana le gusta también?

Llegamos a casa, al ser domingo no hay absolutamente nadie aquí, abrí la puerta principal y Nate entró tras de mí. Caminé directo a la cocina a prepararme un té, no tengo apetito, pero a lo mejor un té ayudaría a calmar mis nervios.

- ¿Quieres algo de beber?

- ¿Tienes agua gasificada? - sonreí asintiendo, yo también bebo agua con gas, me acerqué el frigorífico y tomé una botella de vidrio reciclable de agua con gas - Gracias - la destapó y bebió un poco, Nate está nervioso, encendí la cafetera automática y escogí la opción de té Dilmah.

- Bueno, ya estamos en casa - asintió.

- No sé cómo decírtelo - se pasó una mano por su cabello - No soy tan valiente como tú - sonreí de forma triste tomando la taza de té lista de la cafetera, soplé suave para enfriar el té y poder beber - El sentimiento es mutuo Sophie - lo miré raro sin entender.

Si Me Encuentras En Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora