Capítulo 27: Eres Todas Las Malditas Canciones De Este Mundo.

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NATHANIEL


Miré mi teléfono, son las tres de la madrugada y aún no he podido conciliar el sueño, en tres horas sonará la alarma para levantarme a hacer deporte, ducharme, ir a buscar a Emily para llevarla al preescolar, pero con lo de anoche, no creo que Sophie me lo permita.

Sonó la alarma, no creo que haya logrado dormir más de una hora. Le envié un mensaje por WhatsApp a Sophie preguntándole si podía llevar a Emi a la escuela, me fui a encerrar a la habitación del gimnasio y comencé a hacer ejercicio intenso para lograr relajarme y despejar la mente. En un momento se interrumpió la música y sonó por alto parlante que Sophie estaba llamando, así que corrí a tomar mi teléfono para responder.

— Papá — sonreí enseguida es Emi, ya no aguanto sin verla, el día de ayer fue una tortura no tenerla.

— Hola princesa hermosa de papá — sentí su risa de bebe pequeña, dios necesito tomarla entre mis brazos y llenarla de besos.

— Papá ven a tomar desayuno conmigo por favor papá — sonreí como un idiota.

— Claro que voy, me ducho y salgo para allá, mientras compraré tu desayuno favorito para que llegue al piso, avísale a mamá que lo llevarán — sentí que chillo de la alegría.

— Mamá escuchaste — dijo feliz, Sophie debe estar al lado — Bueno papá te espero — hizo sonar un beso fuerte, así que también le hice sonar un beso.

— Adiós amor, te veo en un momento — colgué y me fui como un desesperado a mi habitación a ducharme mientras iba pidiendo en la aplicación del teléfono el desayuno para que llegue al piso de Sophie.

Miré la nueva puerta del piso de Sophie recordando lo de anoche, toqué el timbre y no sentí pasos o gritos, sentí calma mientras se abrió la puerta, Sophie apareció tapada en su bata de seda negra.

— Pasa — dijo dándome el paso para entrar y asentí entrando — Emily se quedó dormida después de hablar contigo, aún es muy temprano, así que la dejé dormir — dijo nerviosa excusándose y volví a asentir en silencio.

— ¿Me puedo ir a acostar con ella? — puso rostro de tristeza — Tranquila, entiendo, esperaré a que despierte aquí en el sofá — y cuando me senté a esperar a que Emi despierte me acabo de dar cuenta que así siempre tenía que haber sido nuestra relación. Esta distancia es lo normal, pero como no lográbamos separar nuestros sentimientos nos dábamos permisos que no deberían haber ocurrido, como yo meterme a la cama de Sophie cuando quisiera a acostarme con Emi o llegar al piso de Sophie sin avisar. No eran normales esas situaciones, y ahora por nuestra irresponsabilidad, Emily pagará los platos rotos teniendo que aceptar que ahora las cosas serán diferentes.

— ¿Qué piensas? — miré a Sophie, anoche prometí que jamás la volvería a buscar y con el dolor de mi alma solo me quedé en silencio quitándole la vista — Nathaniel — levante la vista y Sophie venía acercándose — Yo — se lanzará a mis brazos, está arrepentida de la decisión que está tomando.

— ¡Papá! — me fui con los  ojos directos al pasillo que venía corriendo Emily, Sophie se frenó de golpe, abrí mis brazos para recibir a Emily y me puse de pie tomándola entre mis brazos, maldita sea la extrañaba, no puedo vivir sin ella, es mi vida entera, necesito sentir ese olor a bebé todos los días, necesito tenerla en mis brazos todos los días, escuchar su risa, llenarla de besos, la apreté contra mi llenándola de besos, y sentí el llanto de Sophie, Emi se asustó mirando a Sophie, Sophie se tapó la boca girándose para que Emi no la viera llorar.

— ¿Qué le sucede a mamá?

— Se siente mal, despertó enferma por la hamburguesa de ayer ¿A ti no te hizo mal? — le pregunté confundido intentando engañarla.

Si Me Encuentras En Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora