Capítulo 13: El Amor Verdadero Existe.

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SOPHIE


Es viernes, el día de mi cita y me arreglé en menos de una hora. Opté por los jeans más ajustados y la camiseta más escotada de mi armario. Esas prendas que tienes guardadas ahí "Por si acaso" y ese por si acaso nunca llega. Bueno, el momento llegó y es hora de usarlas y usar todas mis armas posibles, y una de esas armas es usar los labios rojos.

Cuando Hector me llamó para decir que estaba esperando por mi abajo, me puse mi chaqueta de cuero ecológico, dios ya ni siquiera recuerdo haberme sacado los abrigos, la chaqueta llevaba ahí tiempo esperando ser usada y me siento de mi edad otra vez. Me despedí de mamá, de Clifford, de Emily y salí hecha un nudo de nervios.

Al llegar abajo, no me cerré la chaqueta a pesar del frío. Salí y se bajó enseguida a abrirme la puerta de su auto, al verme se detuvo mirándome de pies a cabeza.

— Te ves increíble — sonreí y me acerqué a saludarlo. Está pasando, estoy en mi primera cita real y oficial.

No debí haberme hecho tantas ilusiones de cómo sería esta cita antes de tiempo, porque si, lo admito, la noche estuvo increíble, él es un hombre increíble, pero, siempre hay un pero, lo estuve comparando toda la maldita noche con Nate. Llevo casi seis años solo compartiendo con Nate y no conozco otro comportamiento masculino. En ciertos momentos también lo comparé con el señor desagradable, pero bueno, lo consideré normal para ser la primera vez. Lo bueno, es que jamás me molestó nada en él, es caballero, es atento, es educado, no solo conmigo, si no que con el alrededor, dicen qué hay que observar cómo trata a los demás para darte cuenta cómo es como persona. Lo que no me gustó, es que no se me ha insinuado en nada más, dios me aburrí toda la maldita noche esperando algo subido de temperatura, o será que ando con falta de sexo, tengo ganas excesivas de comer chocolate, y eso me sucede cuando ya no doy mas y necesito sexo, necesito de esa coquetería y ese misterio que Nate y el señor desagradable tienen en exceso. De hecho el mensaje que envío mamá para decirme que Nathaniel había llegado a ciudar a Emi a mi piso fue un distractor que lo tomé como salvavidas para revisar mi teléfono un momento.
Me dejó en mi piso, lo miré para despedirme, pero se bajo del auto para abrirme la puerta.

— Muchas gracias Hector— le dije feliz saliendo del auto, me quedó mirando fijo sin decir nada, en menos de un segundo me sujetó del cuello para besarme. Me soltó, no sentí absolutamente nada, sonreí intentando fingir mi incomodidad, acarició mi rostro y me volvió a dar un beso esta vez suave.

— Me encantas, hablamos — asentí, me soltó y yo entré a mi edificio.

Abrí la puerta de mi piso algo decepcionada, sentí un carraspeo fuerte y llegué a saltar del susto.

— Nate me asustaste — dije observándolo de pie en el salón llevando una mano a mi pecho.

— Emi ya está durmiendo — asentí quitándome la chaqueta — Tienes labial rojo alrededor de tu boca — me llevé mis manos para restregarme alrededor de la boca — Nos vemos mañana, te ves hermosa — tomó su abrigo sin mirarme mientras hablaba.

— Gracias — solo salió de mi piso y me fui directo a la isla de la cocina a atacar el chocolate.




No pude dormir bien anoche pensando en mi cita de ayer, solo es costumbre, me convencí de que si salgo nuevamente con Hector, será diferente, soy nueva en esto. Ya no daba más en la cama así que me levanté y me fui a tirar al sofá un momento.

— Mamá— sentí la voz de Emily y sus pasos pequeños por el pasillo.

— En el salón hija — la vi aparecer con Clifford tras de ella, mientras camina Clifford se le enreda en los pies.

Si Me Encuentras En Manhattan Où les histoires vivent. Découvrez maintenant