Si Me Encuentras En Manhattan

Capítulo 8: La Sincronización De Tu Corazón, Sophie.

Di dos toques suaves en su puerta.

- ¿Quién es? - sentí su voz desde el otro lado y los nervios comenzaron a subir de forma desesperante, no quiero sentirme así.

- Soy yo, Sophie - pasaron unos segundos que se me hicieron eternos. Fue un error venir aquí.

- Pasa - giré la manilla y la puerta se abrió, entré despacio, y me encontré con él subiendo el cierre de su pantalón de traje negro.

- Lo siento, puedo volver después - dije casi sin voz al tenerlo de torso desnudo, sus tatuajes a la vista, su cabello estilando.

- No, pasa por favor - asentí tragando saliva y cerré la puerta tras de mí, me quedé de pie mirándolo, no puedo quitar la vista de su cuerpo - ¿Me quedarás toda la tarde ahí mirando o dirás algo? - me compuse y negué con la cabeza caminando hacia él, está enojado, y mucho.

- Solo venía a darte las gracias por mi pastel de chocolate - no hizo ningún gesto, caminó hasta un mueble, abrió un cajón y sacó algo, se acercó y me lo entregó.

- También son sin azúcar y elaborados con leche vegetal - desenvolví el delicado papel rojo y abrí la caja, son bombones de chocolate, sonreí mirándolo, iba a dar las gracias, pero él habló primero - Si eso es todo, te pediría que te retires por favor - me miró triste y enojado, una mezcla que en la tensión de su cuerpo se ve peligrosa, porque te hace querer lanzarte a sus brazos tonificados y fuertes. Asentí cerrando la caja y me giré para caminar a la salida - ¿Por qué me tienes bloqueado Sophie? - volví a girarme a mirarlo sorprendida negando con mi cabeza - Te llamo y tira al buzón, te envío mensajes que nunca te llegan.

- No, no - dejé los bombones sobre su cama para acercarme a él - Yo no te tengo bloqueada solo que intenté mantenerme desconectada para disminuir mi ansiedad estos días, solo eso, estoy sin teléfono.

- Me estás evitando Sophie y no lo puedes disimular.

- ¿En eso quedamos o no? - puse las manos en su pecho, maldita sea necesitaba tocarlo, y no sabía que lo necesitaba hasta que mis manos llegaron aquí - Es lo mejor y lo sabes - llevó su mano hasta la mía que estaba en su pecho acariciándome, me desconcentré en su cuerpo.

- Tuviste la valentía para confesarme lo que te pasaba, lograste desencajarme para luego desaparecer - no sé por qué me está diciendo estas cosas, siento que me lo está diciendo de sentimiento, siento que mi corazón comenzó a latir por mil, pero recordé a Diana enseguida.

- Diana - solté sin pensar, me miró raro.

- ¿Qué tiene que ver Diana? ¿Nos vio? - preguntó asustado.

- No, Diana siente cosas por ti y yo no le puedo hacer eso a mi hermana - botó aire y se puso a reír.

- Yo no le gusto a Diana, Sophie de dónde sacaste eso - me relajé por su reacción.

- Ella me lo confesó ese día en las gradas, que le gustaba un jugador de Polo de ojos verdes.

- Danhiel, Diana siempre ha estado enamorada de Danhiel - no sé quién es él - Con Diana hemos sido mejores amigos toda la vida, nos criaron juntos, estudiamos juntos en Londres, vivimos juntos en Londres, a ella la veo como veo a Chloe un momento ¿Por eso me rechazaste de esa manera? - asentí mordiéndome el labio, llevó su mano derecha que tiene los anillos a mi rostro, me quedó mirando unos segundos, iba a pedir lo siento por alejarlo todos estos días, pero tiró de mi cuello y juntó nuestros labios desesperado, comenzó a avanzar y yo a retroceder, hasta que sentí que choqué con algo, las manos de Nate bajaron por mi cuerpo y me levantó a pulso subiéndome sobre algo, no sé en qué, se abrió paso entre mis piernas y me agarró del rostro para seguir besándome eufórico. Maldita sea siento que estoy en otro mundo, estoy sintiendo cosas que jamás he sentido. Me mordió el labio inferior tirándolo con sus dientes, me quejé y me besó saboreando con sus labios su mordida.
Se alejó y aún no puedo abrir mis ojos, sonreí feliz, a Diana no le gusta Nate, se siente realmente bien, volví a sentir un beso suave en mis labios y esta vez al alejarse abrí mis ojos.