Capítulo 25: Corazones Condenados.

4.7K 281 13
                                    

SOPHIE

Nathaniel entró y me puse de pie enseguida caminando feliz hacia él, iba a preguntarle cómo iba todo, pero comenzó a besarme de forma brusca, sin control, y enojado, no me gusta que me bese enojado, lo alejé y me quedó mirando con tristeza en sus ojos, pero por sobre la tristeza hay una coraza de enojo, intentando demostrar que nada le ha afectado, que es intocable, y a que a nadie le pertenecerá su corazón, definitivamente no me gusta que me mire así.

— ¿Por qué estás así? — cedió ante la rabia, y sus ojos se tornaron tristes por completo, dejándome entrar.

— Porque tengo miedo — dijo acabado, ay mi corazón se derrite cuando me habla así — Lily está obsesionada y por la forma en que habla asegura que tu y yo jamás podremos estar juntos — Nathaniel se acercó al sofá dejándose caer — Maldita sea siento que aún sigo borracho — me puse a reír acercándome a él — Me desmayaré igual que Enrique, estoy muerto de miedo, estoy borracho, estoy exitado — me puse a reír tomando mi vestido para sentarme sobre él — Y estoy demasiado feliz de que estés aquí — sonreí de una forma adorable, mientras sentía sus manos en mi cintura, yo llevaba mis manos para acariciar su hermoso rostro.

— No fue fácil, pero quise hacerlo, necesitaba dar este paso de entrar aquí, estar aquí, Emily dijo que había venido,
pero que nunca había dormido en su habitación aquí, que por cierto, la encuentra hermosa y la ama, estuvo jugando mucho antes de quedarse dormida — Nathaniel sonrío de forma tierna, me acerqué dándole un beso suave.

— Siempre llego pidiéndole ayuda a mi madre a la mansión en New Jersey — nos pusimos a reír y lo acaricié, lo abracé dejándome caer sobre su cuerpo.

— Cuando estoy entre tus brazos nada es imposible — me dio un beso en mi cabello acariciando mi espalda.

— Nunca debiste haber salido de aquí — levante mi mentón para mirarlo, pero siento que está hablando consigo mismo perdido en la vista del Midtown de Manhattan — Nuca debiste haber salido de esa cama, nunca debiste haber salido de mis brazos — agachó su vista mirándome directo a los ojos, removiéndome por completo con su mirada, llevó su mano a mi cuello para besarme, y a través de ese beso sentí enseguida que venía lleno de pasión, me enderecé sobre él acomodándome para besarlo mejor y cuando se me acabó la respiración me separé de sus labios buscando aire — Te ves hermosa — su mano comenzó a subir por mi pierna — Te ves tan hermosa que no quiero quitarte este vestido aún — cuando su mano llegó a mi zona íntima se me cortó la respiración y sonrío, con esa sonrisa inefable que hace que revoleteen mariposas dentro de mi — Te juro que quise hacer esto toda la noche — sonreí recordando todas las veces que metió la mano por el tajo de mi vestido, comencé a desabrochar su pantalón.

— Dime lo que me quieres hacer — le pedí haciendo un berrinche adorable, me encanta cuando me habla sucio. Llevó su otra mano a mi cuello jalándome hacia él, chocando nuestros labios, sin besarme, su otra mano comenzó a moverse y abrí mi boca con un grito ahogado, sonrío con maldad contra mis labios.

— Solo te puedo decir que primero te tengo que preparar para todo lo que te quiero hacer princesita — me aferré a su camisa con mis manos con fuerza intentando buscar un poco de control — Créeme que esta noche no podrás olvidarla nunca — cerré mis ojos y sentí que mordió mi labio inferior tirándomelo con fuerza. No le confesé que en realidad nunca he podido olvidar una noche con él, que cuando no está me toco recordando todo lo que me hace, imaginando que son sus manos sobre mi cuerpo.


Me moví en la cama enrollándome en las sábanas, me estiré y abrí los ojos, al abrirlos me acabo de dar cuenta que no tengo la menor idea de dónde estoy. Me senté y me di cuenta que estoy en la habitación de Nathaniel, pero él no está. Me levanté tomando su camisa que estaba tirada en el suelo, comencé a buscar mi bolso, y lo encontré en su vestidor, así que saqué ropa interior y me puse la camisa sobre mi lencería.

Si Me Encuentras En Manhattan Where stories live. Discover now