Capítulo 4: Pideme Que Lo Deje Todo Por Ti.

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SOPHIE

— Hola — dije restregándome los ojos, intentando despertar, pero aún se me cierran.

— ¿Por qué no llamaste Sophie?

— ¿Para que me envíes a buzón? — se quedó en silencio, así que me relajé más en el sueño, quiero seguir durmiendo.

— Lo siento yo ...— Emi se movió a mi lado, dio un bostezo largo y sentí la risa suave de Nate, se restregó sus ojos y Nate se arrodilló en la cama a su lado — Hola princesa de papá— Emi abrió sus ojos enormes al sentir su voz.

— Papá— dijo feliz abrazándolo, que bueno que la despierte, necesito que duerma temprano, si duerme mucha siesta me cuesta hacerla dormir en la noche. La siesta es un arma de doble filo. Nathaniel se levantó con ella en brazos llenándola de besos.

— Perdón por llegar tarde princesa.

— Mamá me prometió que mañana me llevaría a la revista para estar contigo — pude ver en los ojos de Nathaniel como se derretía de amor y al mismo tiempo sensación de culpa.

— Mi amor — la abrazó fuerte dándole un beso enorme en su mejilla.

— Vamos a jugar  — le dijo feliz Emi.

— Vamos — Nate se la llevó en brazos mientras escuchaba que Emi le contaba absolutamente todo lo que había sucedido en el almuerzo, lo que comió, que a papá se le dio vuelta una copa de vino, que Harry Junior escupió su comida, todo, hasta que los deje de oír al alejarse. Me giré en la cama estirándome, quedé con mucha pereza. Me levanté, fui al baño, volví a doblar las mantas que usé con Emi y las puse a los pies de la cama para que se viera como un accesorio llamativo.

— Quiero hablar contigo — me giré al escuchar la voz de Nathaniel.

— Dime.

— Sé que he estado algo tenso, pero la verdad es que estoy estresado, no estoy durmiendo bien y — botó aire derrotado.

— Y siempre pago los platos rotos yo — asintió triste.

— No es con intención, es solo que — se pasó las manos por el cabello — No sé Sophie, no sabría darte una explicación clara en estos momentos.

— A estas alturas no necesito explicaciones y tampoco las quiero, ni menos tus disculpas, pero no te voy a aguantar que tus cambios de actitudes conmigo perjudiquen a Emily — se lo dije enojada, no tengo ganas de seguir hablando con él así que me puse a caminar a la salida de su habitación, pero me tomó del brazo frenándome.

— Por eso estoy aquí, por favor escúchame.

— Pero que te escuche qué, si acabas de decir  "No sé, no sabría que decirte"

— Pero no quiero que te vayas enojada de aquí, por eso estoy aquí — Nathaniel subió el tono de voz algo exasperado.

— Para ti es fácil decirlo, tú eres el que se enoja, él que no me habla, él que no contesta las llamadas, que ni siquiera sé por qué, y uno tiene que estar aguantando tu humor que es bastante desagradable esta última semana y además ahora tener que escucharte porque se te ocurrió no enojarte el día de hoy — sonrío, el maldito desgraciado sonríe mientras yo estoy furiosa — ¡No te rías! — se asustó levantando sus manos.

— No, ya si no me río — se puso a reír — Lo siento, ya — me frenó de nuevo y esta vez se puso delante de mi impidiéndome el paso, metiéndose entre mi cuerpo y la salida, extendiendo sus manos apoyándose en el marco de la puerta, para evitar que salga de la habitación, quedando a un centímetro de mi boca, mirando mis labios.

Si Me Encuentras En Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora