Capítulo 14: Tropezando Con La Misma Piedra.

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Un mes y medio atrás...

- Muero por una hamburguesa - le confesé triste y frustrada. Ando ya irritable porque ya no lo estoy pasando bien cuidándome.

-Entonces comamos hamburguesas - sonreí tomando su mano aprovechando que el semáforo está en rojo - No te hará mal, llevas tres semanas de alimentación estricta - me cerró un ojo y sonreí.
Nos bajamos a comprar las hamburguesas en un local de comida rápida en el downtown de Manhattan, cerca de Wall Street, cuando escogíamos y esperábamos la comida hubo veces que me lanzaba a su boca, pero me frenaba a penas daba un paso, alguien siempre puede estar observando. Si no fuéramos conocidos a lo mejor esto sería más fácil, pero lamentablemente nuestros apellidos si pesan en Nueva York. Nate pidió para llevar, me quedé algo perpleja, pero no quise preguntar por qué no comeríamos aquí, estamos lejos de su piso y lejos de mi casa, con el tráfico que hay a esta hora de la tarde, es toda una vida llegar a su piso.

- Cenaremos en el auto - me frené subiéndome y lo miré raro - Sé que no me gusta comer en mi auto, pero prefiero eso a no poder darte un beso porque quiero - sonreí y me subí al auto, me entregó la bolsa de papel y la apoyé entre mis pies, las bebidas las puse en los espacios del centro disponibles para eso.

Se estacionó por la costa oeste mientras mirábamos el atardecer comíamos hamburguesas, disfruté tanto esa hamburguesa, yo creo que desde el día que me tomé los exámenes quería comerme una. No quise soltar mi hamburguesa para tomar mi refresco de dieta, así que me incliné al centro bebiendo desde el popote sin tomar el vaso, cuando me enderecé Nate tomó mi vaso y se lo puso entre sus piernas, me miró seductor y me levantó las cejas, está loco si piensa que tomare coca de dieta entre sus piernas, me puse roja riéndome tapándome mi boca y le di un golpecito en su hombro mientras Nate se abalanzaba abrazándome.

- Es broma - dijo dándome besos dejando mi vaso de vuelta en su lugar, me encanta cuando ríe mientras me da besos.



- Pensé que no vendrías - se puso de pie apenas me vio entrar.

- Me acabas de decir que si no venía reprobaría el ramo - sonrío.

- Si, tienes razón - se quedó callado mirándome, le quité la vista mirando mis manos - ¿Te gusta? - levanté mi mirada, sus ojos están tristes.

- ¿Qué me gusta?

- Luke - respondió rápido y me quedé inmóvil sin responder - Sophie, yo solo te quiero decir que te cuides, él - guardó silencio unos segundos mirando a la nada - Él es como yo cuando iba en la universidad, no me gustaría que alguien te hiciera daño, solo eso - ¿Sufrirá de pérdida de memoria como Dory en Nemo? ¿Que alguien me hiciera daño? ¿Y él? ¿Cuántos dias me hizo llorar? No estoy para estas situaciones, me molesta, me enojan, lo encuentro indignante.

- ¿Más que tú? No lo creo - me giré dispuesta a salir de su oficina.

- Sophie - me tomó del brazo - Por favor estoy intentando hablar.

- ¿Hablar? ¿Ahora quieres hablar? - me solté enojada, solo siento odio hacia él.

- Me refiero a que necesito decirte algo, por favor escúchame.

- No, ya no - me giré nuevamente, pero volvió a girarme con sus manos.

- Te extraño - soltó seguro y enojado - Maldita sea te extraño como nunca extrañé algo en mi vida - sus palabras me dejaron helada, me quedé quieta escuchándolo - En un principio pensé que esto sería más fácil, te fuiste a Paris y a Londres después de que lo nuestro se terminó, me concentré en otras cosas, se suponía que no dolería verte sentada en el salón, pero me duele verte ahí, y me duele ver que otro hombre quiera acercarse, siento celos, rabia, mientras más te evito, más te extraño, casi exploté cuando te jaló del cabello como lo hacía yo.

Si Me Encuentras En Manhattan Where stories live. Discover now