Capítulo 41

1.3K 201 13
                                    

Durante la cena, todo transcurrió con más normalidad de la que se habían atrevido a esperar Weston o Laraine. Quizá había personas en el pueblo que recelaban a los guerreros del ejército del rey, pero al parecer, aquello no se extendía a la gran mayoría de quienes solían compartir esas comidas en el castillo Ealaín: los ancianos del Consejo de Nox con sus familias.

Por tanto, Ashton fue recibido con fría cortesía, lo que era un gran avance en cuanto a la actitud que siempre tomaban con la señora del castillo y su esposo.

–Aparentemente solo nos odian a nosotros –murmuró Weston inclinándose hacia Laraine. Se había sentado a su derecha, cediendo su lugar en el extremo de la mesa a su hermano–. Por mucho prefiero estar a tu lado, Lara.

–No es gracioso, Wes –suspiró Laraine, pero bajó la cabeza, ocultando una sonrisa–. No deberías hablar así aquí, frente a todos.

–Nadie nos está prestando atención, como de costumbre, no te preocupes por ello.

–Cierto –soltó, desanimada–. Ahora estás tú.

–¿Qué quieres decir?

–Ni Candra se atreve a acompañarme a comer aquí. Solo tú.

–Soy tu esposo, Lara.

–Sí que lo eres –Laraine desvió la mirada al escuchar un carraspeo procedente de un lugar a su izquierda. De inmediato adoptó un gesto adusto. Cielos, lo último que necesitaba era que todos pensaran que ella estaba... ¡qué estaba interesada en su esposo!


***


–Ha sido un buen día –comentó Weston mientras descansaban de su entrenamiento.

–Sí, lo ha sido –Lara sonrió levemente–. Tu hermano es muy agradable.

–¿Para ser un guerrero?

–Sí –asintió, aunque aún sonreía–. Siento haber...

–No, no lo hagas. Imagino lo doloroso que es.

–Sí. Tú no fuiste a la guerra, ¿cierto? –recordó.

–No.

–¿Y perdiste a alguien?

–Sí. Uno de mis hermanos. En realidad, pensamos que eran dos... es una larga historia que un día te contaré.

–Sí. Yo perdí a mi padre y aún me duele pensar que Atherton estuvo detrás de todo... que conspiró con alguien para destronar al rey. Alguien peor que el regente actual, lo que de por sí me da escalofríos pensar.

–Pero no prosperó, Lara. Y ahora Nox te tiene a ti. Tú no serás enredada por ese anciano, como lo fue tu padre, asumo.

–Sí. Aun no entiendo cómo lo logró. Se odiaban. Atherton y mi padre, siempre se odiaron... fue tan extraño.

–Siento que tuvieras que combatir en una guerra –Wes alargó su mano y tomó la de Laraine–, es una herida que no sana, un dolor permanente con el que vives. Yo no estuve en ningún frente de batalla, pero vi a muchos de los heridos... los cuerpos que traían. Es terrible.

–Lo es –Lara apretó la mano de Weston–. Por mi parte, me alegro de que no tuvieras que ir a la guerra; y, en su lugar, hayas terminado aquí, a mi lado.

–Sabemos que antes no hubiera resistido ni un día.

–Antes –Laraine sonrió y deslizó la mirada apreciativamente sobre él–. Ahora estás mejorando, Wes. Esa es mi alegría de hoy.

Cuatro MomentosWhere stories live. Discover now