Capítulo 27

1.2K 191 9
                                    

–Buenos días, Laraine –saludó Weston mientras atravesaba el salón. El resto de los comensales apenas lo miró, pero ella sí que elevó sus ojos de inmediato, antes de dedicarle un leve asentimiento–. Estoy hambriento –exclamó, mirando hacia Garrett que lo acompañaba–. ¿Sucede algo, Garrett? ¿Por qué no te estás sirviendo comida?

–No tengo hambre –gruñó y se sentó junto a Wes.

–¿No? –arqueó una ceja, confuso–. ¿Por qué?

–¿Por qué?

–Sí. Debe ser algo realmente grave para que tú pierdas el apetito.

–No sé si grave, pero... –cerró la boca y negó con fuerza–. No importa.

–Empiezas a preocuparme, Garrett –dijo Wes y tomó una cuchara para llevarse algo de comida a la boca–. ¿Es Laraine?

–¿Cómo lo sabe? –Garrett lo miró, sorprendido–. ¿Por qué pidió que mantuviera en secreto nuestro encuentro si ya lo sabe?

–¿Eso te pidió? Vaya con esta mujer, no sé por qué quiere hacer las cosas a mis espaldas. No comprende que somos una pareja. Y no es como si mi bienestar no me concerniera a mí también, ¿verdad, Garrett? –inquirió.

–¿Qué sucedió? –Garrett miró a su alrededor, intentando captar algo en el ambiente–. Weston, dígame que no sucedió nada extraño anoche.

–Bueno... sí sucedió algo. Pero este no es el lugar para decirlo. Te seguiré y nos encontraremos con Laraine. Estoy seguro de que querrá informarte de todos los detalles por sí misma.

–Entonces sí que es grave –apuntó–; de no ser así, usted no pensaría en unirse a una conversación. Y menos con semejante seriedad.

–¿Crees que no me tomo las cosas en serio, Garrett?

–No, cuando se trata de su seguridad, no lo hace.

–Ya basta. Come algo, ¿sí? –Weston se encogió de hombros–. Nos conviene mostrar la mayor normalidad que se pueda para descubrir quién.

–¿Quién?

–Quién intentó atacarme en la noche –completó en voz baja y tranquila–. ¿Me pasas aquella jarra? He terminado de beber lo que había en mi copa.


***


–Eso fue lo que sucedió –concluyó Laraine su relato. Miró un momento más a Garrett antes de desviar sus ojos hacia Weston–. Por cierto, ¿qué haces aquí?

–¿No debería? –Wes sonrió levemente–. Me duele que me ignores deliberadamente. ¿No crees que es un tema de mi interés?

–No. Si a alguien le interesa tu seguridad no eres tú –acotó Laraine. Garrett soltó una risita por lo bajo y luego carraspeó.

–Garrett dijo algo parecido y no estoy de acuerdo. ¿Por qué creen que me tomaría a la ligera algo como lo sucedido?

–¿Por qué estás convencido de que vas a morir pronto? –señaló Laraine, ladeando la cabeza–. ¿Es o no así, Weston?

–No estoy convencido. Lo he aceptado. Es diferente.

–Quizá tú lo hayas hecho, pero yo no –Laraine se encogió de hombros–. Así que haremos lo posible porque te mantengas vivo, ¿de acuerdo? –volvió a dirigirse a Garrett–. Entonces, Garrett, ¿puedo contar con su ayuda?

–No solo tiene mi ayuda, sino que estoy empezando a cuestionar mi lealtad incondicional hacia lord Drummond.

–¿Verdad? No le hace bien que todos sigan sus órdenes y lo traten amablemente. Por eso es un poco débil el joven –soltó Laraine con un deje de humor. Para su sorpresa, Garrett le sonrió. Wes, por su parte, dejó salir un bufido de incredulidad.

Cuatro MomentosWhere stories live. Discover now