Capítulo 46

1.1K 184 23
                                    

Garrett se sentó frente a la chimenea, observando el fuego fijamente y sin girarse dijo:

–Volviste.

–Sí –Jordane había estado en la misma posición por varios minutos. No dijo nada más.

–¿Lo sabías? –inquirió, sabiendo que no era necesario aclarar a qué se refería.

–En parte.

–¿Por qué no me lo dijiste?

–Pensé que tendría tiempo de sobra para hacerlo –restó importancia– y, de todos modos, la prioridad era hacer que Ashton Drummond volviera –suspiró, incrédula–. ¿Quién diría que Shamus Calhoun además de traidor, era estúpido? Precipitarse así...

–¿Crees que hubiera ganado de haber esperado?

–Posiblemente. Tiene el apoyo del Consejo de Ancianos –chasqueó la lengua.

–Tenía –apuntó Garrett.

–Exacto. Por eso fue estúpida su precipitación –Jordane suspiró. Realmente el ex capitán de Nox había sido un idiota. Y, a pesar de ello, casi había logrado su propósito.

–¿Quién lo diría? Realmente nos salvaste.

–No a Wes –musitó, y por primera vez su voz reflejó un dejo de emoción.

–Vivirá.

–Estás muy tranquilo al respecto.

–Sé que lo hará –Garrett miró de reojo a su hermana.

–Supongo que sí.

–¿Estás bien? –preguntó finalmente.

–¿Y por qué no lo estaría? No soy yo a quien han atravesado con una espada ni ha luchado por su pueblo, ¿cierto?

–No quería aceptarlo, pero has crecido, Jordane. Estoy orgulloso de ti.

–No te pongas sentimental, Garrett. Espera por lo menos a que me marche.

–Entiendo –soltó, porque realmente era así. Todavía no estaba lista para seguir y él, más que nadie, podía entender eso.

–Sé que lo haces –Jordane se encogió de hombros y sonrió un poco–. También entiendo que te quedes, ¿sabes?

Los hermanos se miraron durante largo rato y asintieron. Garrett no pudo evitarlo y abrazó con fuerza a Jordane. Tan valiente e imprudente, temía por ella, un poco, lo admitía; pero más aún por el mundo, quién sabía qué podría llevar a cada lugar que visitara.


***


Jordane, a pesar de saber que no tenía nada que temer, se resistía a acudir a la habitación de Wes. Sí, era cierto que ella había ido por Ashton Drummond y, como había dicho Garrett, los había salvado a todos. Sin embargo, no quería verlo; no, en realidad, no necesitaba verlo. Pero debía hacerlo. Tenía que hacerlo.

–Se siente mejor, espero, mi lord –exclamó Jordane, ocultando con fuerza su ansiedad.

–Sí –Wes hizo gesto de incorporarse–. Mejor.

–No, no se levante. Solo quería decirle... –miró a su alrededor, incómoda, intentando no fijarse en Laraine que estaba en un rincón–. Gracias por permitirme hacer esto a solas.

–¿Qué quieres decir? –dijo, confuso.

–Despedirme, mi lord. Regreso a Savoir –aclaró. Él la miró, sorprendido. Laraine no se movió–. Sí, sé que Garrett se quedará y si no fuera así, lo convencería de que lo haga. Yo estaré bien, mejor sin su interferencia. Pero, más allá de eso, lo que quería decir mi lord y a usted, señora de Nox –refirió. Laraine encontró su mirada y eso le permitió continuar–: es que ahora he saldado mi deuda con ustedes. Por el atentado que realicé en contra de su esposa, lord Weston, y el que ella encubrió con su palabra de que fue un accidente. Yo no olvido mis deudas y no me gusta deberle a nadie tampoco, así que no podía marcharme de aquí sin pagarlas. Estamos a mano, espero.

Cuatro MomentosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt