Capítulo 3

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La despedida no había sido sencilla para ninguno de los miembros de su familia. Weston sabía que probablemente este adiós sería definitivo, pero trató de mostrarse optimista y despreocupado. No creía engañarlos, sin embargo, nadie dijo nada. Partió con una gran sonrisa, dejando salir un suspiro de nostalgia al mirar por última vez el Castillo que había sido su hogar, su refugio, su lugar seguro en un mundo desolado y azotado por la guerra.

–No comprendo cómo puede sonreír –gruñó Garrett. Wes giró su rostro hacia él, quien se mantenía a la altura de su carruaje, protegiéndolo–. No me mire así, sabe que...

–Déjalo ya –la joven protestó, poniéndose su caballo entre el de su hermano y el carruaje de Wes–. La decisión está tomada y sabes cómo es él. ¿Por qué pierdes tu tiempo?

–Eres insolente, ¿sabes? –entrecerró los ojos–. Deja tú de defenderlo. No necesita que lo hagas.

–Nunca dejaré de defenderlo. De todo.

–De mí no necesitas...

–Especialmente de ti, hermanito. Sé que es lo mejor...

–Sigo aquí, ¿saben? –apuntó Weston, interrumpiendo el intercambio de los hermanos–. Déjalo, Jordane. Estoy bien –señaló con una pequeña sonrisa dirigida a tranquilizar a la joven. Ella asintió y se dirigió a resguardar la parte trasera del carruaje–. Dilo.

–¿Lord Weston? –preguntó Garrett, confuso.

–Solo dilo, estoy escuchando.

–¿Cómo es que siempre...? –bufó, irritado–. No importa. Es solo que... ¿no le preocupa?

–¿Qué exactamente?

–Todo.

–Eso es demasiado para preocuparse. Debes ser más puntual.

–Su boda.

–Ah. Eso.

–Sí, eso. ¿Cómo puede tomarlo con calma?

–¿Y de qué otra manera podría hacerlo?

–Es... hay demasiadas cosas que podrían salir mal. Esto no me gusta, lord Weston.

–Lo sé.

–Entonces, ¿por qué aceptó? ¿Por qué no se rehusó?

–No podía. Lo sabes. Era lo mejor.

–Ni siquiera la conoce.

–Eso no es inusual en las bodas arregladas.

–Ella es de Nox. La bruja de Nox –puntualizó.

–Sí, eso he escuchado.

–¿Qué se puede esperar de alguien llamado así?

–No lo sé. ¿Has escuchado como me llaman a mí? ¿O a ti?

–¿Eso qué tiene que ver?

–Mucho. Son solo denominaciones que pueden no ser acertadas. Rumores.

–¿Y si no lo son?

–No importará. Estaremos casados.

–¿Y cree que eso le da seguridad? ¿Qué estará a salvo?

–No. Pero, te pregunto Garrett, ¿dónde estaré a salvo? ¿Existe un lugar así?

Garrett calló. Apretó la mano en un puño y el caballo se inquietó. Hizo un esfuerzo visible por relajarse.

–Tendrá que hacerla su esposa.

–¿No te parece que primero debo asegurarme de llegar a Nox?

Cuatro MomentosWhere stories live. Discover now