Capítulo 7

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Dentro de Enigma todo parecía normal. Luka había notado la ausencia de su amigo y aunque al principio no le resultó extraño, el hecho que se estuviera tardando tanto lo era. Se levantó para cerciorarse que todo se encontrara bien.

—Lo siento, pero no podemos servirles más alcohol.

—¡¿Qué diablos estás diciendo?¡, muévete, y trae más alcohol inservible beta —gritaba un borracho, mientras que tomaba por el brazo a Ezra y lo aventaba.

—Parece que hoy no es tu noche, ¿cierto?

Dijo una voz detrás del beta justo después de sentir el impacto. Conocía a ese alfa, pues no era la primera vez que le salvaba. Luka colocó a Ezra detrás de él, y avanzó hacia la mesa donde estaban los alborotadores.

—Algo huele mal aquí, será mejor que se larguen.

—Ja ja ja no me hagas reír niñito, ahora lárgate y deja a los adultos platicar.

Luka tomó rápidamente al borracho que había empujado a Ezra por el cuello.

—Si yo fuera tú cuidaría mis palabras.

El beta vio todo lo que sucedió pasar en cuestión de un momento, pues justo después de que el alfa tomara por el cuello a uno de ellos. Otro de los alfas de aquella mesa le dio un puñetazo a Luka. El Alpha dominante lanzó como si se tratara de una muñeca al primer borracho y este se golpeó la cabeza debido a eso.
Ahora solo quedaban dos alfas ebrios, los cuales se encontraban atacando a Luka al mismo tiempo con tal de doblegarle. Y aunque estos habían logrado acertar algunos golpes, Luka había conseguido noquear a uno de ellos. Ahora solo quedaba uno, el alfa dominante le tomó de la corbata y comenzó a darle puñetazos, los cuales parecían cada vez más intensos.

—B-basta.

Las manos temblorosas de Ezra se aferraban al brazo de Luka, haciendo que soltara al tercer alborotador. Los tres hombres, quienes se hallaban inconscientes, eran arrastrados afuera por la seguridad del bar, para ser entregados a las autoridades correspondientes. Los puños de Luka estaban manchados de sangre, al ver esto Ezra no pudo evitar tomarle de la mano.

—Por favor, acompáñame.

Se dirigió a la parte trasera del bar, saco un maletín de primeros auxilios y se disponía a curarle.

—No es mía —decía —Bastará con que me lave las manos —declaró dirigiéndose a un lavabo cercano —¿Ves?

—Ya veo... pero tu cara —proclamó estirando la mano para tocar aquella mejilla, Luka pudo sentir como su corazón palpitó de nuevo de manera extraña al sentir el roce de aquellos dedos.

—¿Esto? No es nada, no te preocupes... aun así, tu cara me resulta conocida.

—Soy Ezra, quizás no te acuerdes de mí.

—El chico del cruce ¿cierto?

—Si —respondió soltando una sonrisa con aire de vergüenza.

—Es solo que... tu cabello, es eso —Ezra poseía una cabellera ondulada color naranja, pero cuando trabajaba peinaba su melena de tal manera que quitaba por completo los rizos.

—Tienes razón jaja —esbozó una ligera sonrisa —¿podrías sentarte? Eres demasiado alto, no creo poder alcanzar a curarte.

Luka tomó asiento, sabía que los trabajadores de aquel bar eran betas, pero ahí mirando a Ezra. Se cuestionaba como algo así de delicado podía ser un beta. Aun sus manos eran pequeñas. Poseía unas pestañas abundantes, y rizadas iguales a su cabello. Estas adornaban unos expresivos ojos verde esmeralda, los cuales parecían invitarle a perderse en ellos. Y su piel daba la impresión de ser tersa, aún más tersa que la de algunas omegas que él conocía.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora