Capítulo 64

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—Maika.

—¿Dime?

—Tengo una sorpresa.

—... ¿Acaso nos está esperando un juez para casarnos?

—No —el alfa sonrió al oír el tono con el que el omega pronunciaba esas palabras.

—Hubiera aceptado si hubiese sido así.

—Rayos, ahora creo que debí planear eso —decía besando la comisura de la sonrisa de Maika. —¿me permites? —cuestionaba mostrando una venda.

—De acuerdo.

Confiaba en el alfa, al sentir como este lo tomaba de la mano y comenzaba a dirigirlo hacia el destino, lo siguió sin dudar. No tenía idea de lo que Damián habría preparado, pero en ese momento el sonido de sus pasos le hacía sentir tranquilo.

—¿Llegamos? —preguntó al sentir que se habían detenido.

—En verdad traté de hacer lo mejor que pude —decía retirando la venda de los luceros dorados.

Quedó sorprendido al ver lo que encontraba detrás del vendaje, una cuna de madera de color gris claro y una cajonera, se hallaban en la habitación que habían designado para su bebé. Arriba de esta había un móvil de cuna, que poseía pequeñas estrellas y lunas plateadas.

El sillón blanco, con una manta del mismo color, fue colocado cerca de la ventana, pudo imaginarse sosteniendo a su bebé, era una imagen hermosa. Las lámparas, cuadros, la oveja mecedora al lado de la cuna, y todo lo demás en aquella habitación, fueron colocados de manera tan perfecta, que habían llevado a la realidad el cuarto que había soñado.

—...

—Vi como habías estado mostrándome cada una de estas cosas, y lo agregabas a la lista.

—Damián, me encanta, es tal y como lo imaginé. Cada detalle es perfecto —exclamaba abrazando al alfa —te amo, te amamos.

—Eso es todo lo que necesito —respondía besando los labios cerezas —pensé que te gustaría ir juntos a comprar el moisés, es lo único que faltó.

—Sí, claro.

—Entonces iremos luego.

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—Perdón

—¿Por qué te estás disculpando?

—Es posible que te hayas enojado con tu hermana, por mi culpa —decía desviando la mirada.

—No tienes de que preocuparte. Zharia siempre ha sabido como gastar mi paciencia, pero molestarnos el uno al otro es normal entre hermanos. Así que deja de estresarte por ello.

—Aun así, la manera en la que le alzaste la voz, era notable que estabas molesto.

—Quisiera que esta cabecita tuya, dejara de sobrepensar cosas que no lo merecen —mordió con suavidad la punta de la nariz del beta —Si te hace sentir mejor, le pediré disculpas, aun cuando ella misma se lo busco.

—¡Luka!

—Estoy bromeando —añadía acercándolo por la cintura —Comamos antes de que esas donas aun estén suaves.

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—Estoy exhausto, pero los clientes quedaron satisfechos, así que valió la pena.

—¿Has mirado las noticias últimamente?

—No, el trabajo me ha consumido. Tanto que no he podido dormir —espetaba Ian dejándose caer en la cama.

—Lo supuse, quizás deberías ver esto —decía la beta, poniendo su celular cerca de la cara de Ian.

—¿Qué diablos?

Al ver la imagen de Ezra en la primera plana de aquel periódico, hizo que su mente comenzara a preocuparse por el pelirrojo. Si su prima había visto esa foto, era lógico que los padres de Luka también, y sabía lo que estos harían al enterarse de la existencia del beta.

Fragancias.Where stories live. Discover now