Capítulo 28

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Maika podía sentir el cansancio al tratar de mover su cuerpo, no recordaba bien lo que había ocurrido en el episodio de celo. Sabía que había sido él quien decidió no tomar los supresores y sedujo a Damián.

—Buenos días —decía el alfa besando los dedos de la pálida mano del omega —Despertaste antes de lo que pensé, quizás debimos seguir una ronda más —añadía mordiendo el dedo anular de Maika.

—Umm... podríamos haberlo hecho...si no me hubieras anudado —replicaba pellizcando levemente la mejilla del alfa —Necesito agua.

Damián tomó una botella de agua y procedió a dar de beber a Maika, podía ver como este parecía saborear cada gota. La imagen de Maika aquella mañana le resultaba demasiado sensual. Ver aquella melena caramelo alborotada, aquel dorso blanco desnudo mostrando las marcas que él mismo había colocado el día anterior, especialmente en aquellos rosados pezones que se mostraban inflamados debido a las mordidas recibidas. Y la manera en la que la boca cereza engullía aquel líquido vital, comenzaron a despertar el libido en Damián.

—Esper...—pedía al sentir como el alfa despegaba la botella de sus labios. Damián empinó la botella y sin beber el líquido, dirigió su boca hacia Maika.

El omega quien deseaba beber más, comenzó a devorar los labios carnosos del alfa. Si bien no tenía un episodio de celo en ese momento, el interior de la boca del omega seguía estando cálido, quizás por esa razón había engullido rápidamente hasta la última gota de agua, para después seguir saboreando la frescura de la boca de Damián. Notó como la mano de este había empezado a dirigirse hacia sus glúteos, con el fin de estimular su cavidad.

—Deten. Ahhh.... Detente —declaraba entre jadeos, a la par que sujetaba el brazo del alfa —Necesito bañarme y tengo hambre.

—Bien, entonces te prepararé el baño —dijo levantándose, dejando al descubierto las mordidas y marcas de uñas que el omega había impregnado en su piel, Maika al ver esto se sonrojó.

Damián preparó la tina para que el omega pudiera relajarse mientras el desayuno era servido. Maika había logrado sentarse en la orilla de la cama, pero podía sentir como sus piernas posiblemente cederían al tratar de levantarse de golpe.

—Woo espera, será mejor que te ayude.

—No te atrevas a cargarme —replicaba frunciendo las cejas, pero con la cara roja.

—Es más sencillo —decía tomando en sus brazos aquel cuerpo frágil envuelto en sábanas.

Maika se sentía avergonzado, aun cuando sus cuerpos se habían entregado en más de una ocasión, había gestos del alfa que lograban que este vistiera un rubor en su rostro y orejas. El omega removió las sábanas que le envolvían, el alfa por su parte no podía apartar su vista de la frágil figura. Todas aquellas marcas sobre la tersa piel no lograban quitar en lo más mínimo, la perfección que este ser era ante los ojos de Damián.

—Parte de mí cree que está soñando al verte tan perfecto delante de mí —declaraba besando el hombro izquierdo del omega, mientras extendía su mano con el fin de ayudarle a entrar en la tina —tú disfruta de tu baño, me encargaré de preparar el desayuno —el agua tibia se sentía de maravilla sobre su piel, la tomó entre sus manos y lavó su rostro —¿deseas desayunar algo en específico?

—...Vodka pasta —decía para después sumergir un poco su cara, ya que sabía que el culpable de no probar tal platillo ayer había sido él. Damián soltó una risa.

—Muy bien —declaró sin decir nada más, pero portando una sonrisa en su rostro al salir del baño.

Maika se dispuso a vestirse, un pantalón de mezclilla pegado, una camisa color ladrillo de cuello alto y un cárdigan largo color verde oscuro. Mientras cepillaba sus dientes, comenzó a pensar que es lo que le diría a su abuela. No le agradaba el hecho de mentirle, pero sabía que si le contaba lo que había sucedido esta se preocuparía, y eso era lo menos que quería hacer.

Fragancias.Where stories live. Discover now