Capítulo 26

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—¡No me importa de quien sea hijo! Lo quiero fuera de la facultad, la orden de restricción y la denuncia a más tardar para mañana.

Después de colgar la llamada, Damián trató de tranquilizarse lo más que pudo antes de entrar de vuelta a la habitación.

—Sus signos son estables, no presenta señales de traumatismo, a excepción de las heridas superficiales —declaraba la doctora después de haber revisado al omega.

—¿Es normal que aun esté durmiendo?

—Si, probablemente despierte mañana. Me comentaste que estaba entrando en celo antes de que se desmayara, si bien este se detuvo debido al golpe, es muy probable que regrese cuando despierte, pero no te preocupes todo está bien.

—Muchas gracias, Julie.

—Ya, ya. Agradecería que no intimides a mis empleados con el fin de que venga a domicilio. No te aproveches del hecho de que te conozco desde que eras pequeño.

—De nuevo una disculpa, pero en verdad te agradezco —la doctora miró de reojo a Maika y volvió su vista hacia el alfa.

—Es raro saber que reaccionaste de una forma tan agresiva hacia alguien, y el que seas tan sobre protector con este omega, me hace preguntarme si él es tú...

—Si —interrumpió —él es lo más importante para mí... él es mi omega.

—Tu madre estaría feliz de saber que le encontraste.

—Gracias tía.

—Bueno me retiro, el medicamento y la receta están sobre la mesa de noche.

—Gracias.

Maika se veía tan tranquilo durmiendo, a excepción de las marcas en su mandíbula, resultado de la fuerza con la que Youngblood le había apretado. Aunque Julie le aseguró que el omega estaba bien. Damián aún se encontraba inquieto, sus manos temblaban de ira e impotencia. Había prometido un día antes a Lilian que protegería a Maika, y ahora este yacía inconsciente y con moretones en su cara.

—Perdóname —suplicaba arrodillado, mientras depositaba caricias y besos en la muñeca que también mostraba marcas.

Se dispuso a tomar un baño rápido, pues no deseaba que algún rastro de aroma del otro alfa aún se encontrara en él.

Maika seguía dormido, Damián se acomodó a su lado a la par que lo abrazaba. Parecía que, el omega lograba percibir las feromonas del alfa aun no estando consciente, pues frotó su cabeza un par de veces en aquellos pectorales, para después acomodarla plácidamente en su pecho.

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El omega empezó a moverse y abrir lentamente sus ojos, pudo notar como los rayos de sol que se colaban comenzaban a iluminar la habitación. Sintió una pequeña molestia en la parte trasera de su cabeza debido al impacto que recibió. Aun cuando se hallaba cansado, el aroma de las feromonas de Damián, parecían despertar sus sentidos, se deleitó viendo al alfa dormir, acarició levemente el lunar que este tenía en la mejilla.

Volvió su cara hacia los pectorales y pasó la yema de sus dedos suavemente sobre estos, comenzaba a sentir como su respiración se aceleraba, empezó a desplazar su mano hacia la parte baja del alfa, el deseo por seguir tocándolo era cada vez mayor.

—Parece que alguien esta despierto —declaraba Damián mientras detenía la mano de Maika —Por más que deseo dejarme llevar, será mejor que tomes tus supresores.

—¡¿Qué?! —preguntaba confundido el omega.

—Lo siento, recomendaciones del doctor –expresó tomando la pastilla, una botella de agua de la mesa de noche y entregándolas a Maika.

—Bien —decía frunciendo las cejas y con una mueca en su rostro.

—Es lo mejor, recomendó que descansaras —proclamaba al tiempo que depositaba un beso en la melena caramelo —al menos por unas horas ¿de acuerdo? —el omega asintió sin quitar la cara de descontento —¿deseas tomar una ducha antes del desayuno?

Fragancias.Where stories live. Discover now