Capítulo 90

485 75 40
                                    

Aunque podía percibir el calor de aquella blanca mano, se notaba de alguna manera la ausencia del alfa. Los ojos esmeraldas se hallaban visiblemente inflamados debido a la cantidad de lágrimas que este había estado derramando.

—Sé que preferirías quedarte sosteniendo su mano toda la noche, pero es necesario que descanses, tú también eres un paciente en este hospital. —la voz de la enfermera era suave.

—... —el beta asintió —¿debería despertar pronto, cierto? —preguntó en voz baja.

—Sí, no tienes por qué preocuparte. La operación fue un éxito y sus signos vitales están estables, así que no debería tardar mucho en despertar.

Hubiera deseado seguir velando el sueño del alfa desde su cama, pero el cansancio y dolor que sentía su cuerpo se hacían más presentes.

—Buenas... noches —balbuceó antes de caer en un sueño profundo.

—Te había extrañado mucho mi hermoso pajarillo

Notaba como la ansiedad se apoderaba de su ser, se hallaba hiperventilando al oír esa voz. Sentía como la mano del alfa se encontraba apretando su mandíbula con mucha fuerza y aquellos ojos negros le miraban fijamente.

—No, no, no, esto no es real, no es real —Sebastián mostró una sonrisa burlona, y se dispuso a lamer las lágrimas que recorrían aquellas mejillas.

—Claro que es real, ¿en verdad creíste que podrías librarte de mí?

—No, no —seguía repitiendo al tiempo que intentaba inútilmente de alejarlo con todas sus fuerzas.

—Jajaja ¡Ya veo, pensaste que ese alfa podría vencerme! Ja, ja, ja debo de admitir que dio pelea... pero después de recibir tres balazos no pudo hacer mucho —proclamaba rompiendo en carcajadas.

Los luceros verdes comenzaron a mirar a su alrededor, justo al lado de la entrada a la habitación pudo visualizar el cuerpo inerte y cubierto en sangre de Luka.

—¡NOOOO LUKAAA!

Ezra despertó de un sobresalto, su respiración estaba completamente agitada y se hallaba llorando, al ver al alfa dormido en la cama de al lado sintió un alivio. Aquel monstruo se había ido, podría acecharlo aún en sueños, pero no volvería a dañarlo ni a él, ni a las personas que amaba.

—Estaremos bien... estaremos bien —declaraba sin dejar de ver a Luka.

Sin darse cuenta, la luz de la mañana comenzaba a colarse por las persianas. El alfa aún estaba inconsciente. Se levantó con cuidado, ya que su cuerpo dolía.

—Buenos días —decía acariciando la mejilla de Luka y depositando un beso en aquellos labios durazno.

Lavó con cuidado sus dientes, ya que sus labios se encontraban lastimados, era la primera vez que veía su reflejo después de lo que había sucedido. Aquella persona que le mostraba el espejo estaba llena de heridas visibles, pero a diferencias de otras ocasiones su espíritu no se encontraba quebrado. Tenía heridas, sí, pero también tenía personas a su lado importantes por las que valía la pena seguir luchando.

—Bue... buenos

—Buenos días, Ezra —Milha notó como el beta apretó con nerviosismo las palmas de sus manos. —No te preocupes, solo he venido yo, mi marido no vendrá. —las palmas del beta se relajaron tras oír esas palabras.

—... Gracias.

—... —la omega asintió con una sonrisa cálida. —Me han dicho que todo está bien, que Luka se encuentra bien, pero no puedo evitar preocuparme. —era evidente que la madre del alfa no había podido dormir. Ojeras se hallaban adornando aquellos luceros azules, y la rojez alrededor de estos dejaban en evidencia que había llorado. —Sabes... cuando me enteré de que estaba esperando a Luka, fui la mujer más feliz del planeta, estuve anhelando el momento de conocerlo, y tenerlo en mis brazos, y cuando por fin pude hacerlo ... Conocí un amor que nunca había experimentado antes. Admiré cada uno de sus pequeños dedos, de esas largas pestañas que poseía, todo en mi bebé era tan perfecto, que pensaba que estaba soñando. Estoy segura de que todas las madres deben de pensar lo mismo que yo, el amor de una madre hacia su hijo es simplemente inexplicable... Desde muy pequeño, Luka siempre ha sido un ser humano amoroso, que ve la verdadera esencia de las personas, y que protege a quienes ama. Los linajes, los estándares sociales, son cosas que a él no le interesan... y no deberían importar, esos frívolos y estúpidos factores nunca debieron importarnos. —notó como la omega mordía sus labios, era visible como la culpa la consumía.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora