Capítulo 61

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Podía oír suaves maullidos conforme avanzaba por aquellos prados, sentía la necesidad de encontrar al dueño de esos sonidos. Vio como una pequeña cola de pelaje negro se metía entre los matorrales altos, Maika comenzó a seguirla por inercia. Una inmensa felicidad llenó su pecho al verlo.

—Ven, ¿en dónde estás?

El maullido empezó a disminuir de a poco, la ansiedad y el miedo se apropiaban del corazón del omega. Buscaba fervientemente entre la hierba, con el fin de encontrar a la pequeña criatura.

—¿¡Dónde estás!?

Al notar como el sonido era casi imperceptible, lágrimas fluyeron de los ojos dorados.

—No, no te vayas. Ven, ven.

El silencio se apoderó de aquel lugar, nunca había imaginado sentir de nuevo otro silencio que llegara a dolerle de tal manera, que el corazón del omega parecía partirse.

—Maika, Maika despierta.

Al abrir los ojos se encontró con la mirada preocupada de Damián, el alfa le abrazó por inercia al ver como el omega seguía alterado.

—Tranquilo, al parecer tuviste una pesadilla, pero todo está bien —declaraba depositando un beso en la coronilla de la melena caramelo.

—Sentí como si me estrujaran el corazón, fue horrible.

—Lo importante es que todo está bien, estoy seguro de que nuestro bebé se preocupará al sentirte alterado. ¿Deseas que te traiga un té para tranquilizarte?

—No... quédate aquí conmigo.

—De acuerdo —decía liberando sus feromonas.

Los ojos del omega empezaron a cerrarse de nuevo, la respiración de este era tranquila. El alfa se sentía mejor al ver como su pareja, ya no se encontraba alterado y llorando en sus sueños. Maika despertó luego de algunas horas, al bajar al comedor vio como Damián se encontraba cocinando.

—Creí que ya estarías en el trabajo.

—El día de hoy solo necesito asistir a algunas juntas. Así que supuse que sería buena idea cocinar algo delicioso para ti. —declaraba a la par que ponía el plato delante de este —tiene doble ración de hongos y queso como te gusta —añadía señalando el omelette.

—Gracias, huele genial.

—Maika, ¿me harías el gran honor de ir a una cita conmigo hoy?

—Creí que dijiste que tenías juntas.

—Saldré antes de lo normal, me gustaría llevarte a cenar.

—Umm no lo sé, déjame pensarlo.

—¿Qué tengo que hacer para convencerte? —cuestionaba acercándose sin dejar de verlo a los ojos.

—Podrías empezar con darme un beso.

Damián sonrió para luego acariciar los labios de Maika. La suavidad de aquella boca, aunado con el delicioso aroma que el omega poseía, hacían que, hasta la más mínima interacción del alfa con este, fuese para él un delicioso manjar. Tenía que ejercer autocontrol, su cuerpo deseaba saborear a Maika y convertirse en uno con él, pero sabía que no era buena idea dejar que el deseo escalara, al menos no en ese momento.

—¿Y bien?

—Aceptaré la invitación —respondía soltando una leve risa, el alfa sonrió al ver a Maika reír.

—Debo irme, disfruta tu desayuno —besó el vientre por encima del suéter del omega, y después depositó un beso en la mejilla de Maika —no puedo esperar para nuestra cita —tales palabras habían hecho sonrojar al omega.

—Tú también te pones feliz al saber que tu padre nos ama, ¿no es así? Sé que sí, solo espera a que lo conozcas en persona. Es muy apuesto, fuerte, pero sobre todo para él somos lo más importante. —proclamaba sobando su estómago.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora