Capítulo 37

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—Uff dios ufff, creí que podría seguirte el ritmo sin problema ufff, pero —decía entrecortado el beta.

—En verdad lo haces muy bien.

—Ojalá pronto pueda terminar el ufff recorrido, sin necesidad de

—¡Ezra! —sintió como el alfa lo jalaba del brazo hacia su pecho —¡Presta atención hacia dónde vas! —gritaba Luka a una persona en bicicleta, que se alejaba del lugar a toda velocidad, sin importar que había estado a punto de golpear al Ezra —Disculpa si te asusté, pero de no hacerlo, hubiera resultado peor.

—...Si —aunque si se había asustado un poco debido a lo rápido que paso todo, la razón del porqué, su corazón latía aprisa y sus mejillas estaban sonrojadas, se debía a lo cerca que se encontraba del alfa. Alzó la vista y aquellos ojos le miraban preocupados, mientras aún le apretaba firmemente contra su pecho. Sentía que se perdía de nuevo en aquellos pálidos ojos azules, era como si un imán invisible le estuviera uniendo a Luka —Estoy bien —proclamaba mientras rompía aquella unión.

—Me alegro, pero será mejor que cambiemos de lugar —decía al tiempo que colocaba a Ezra en el interior del sendero y tomaba él, la parte exterior que daba a la calle.

—Bastará con que tenga más cuidado.

—No me arriesgaré, ahora, vamos ya falta poco para terminar.

Conforme se acercaban al apartamento, el beta podía admirar las luces y decoraciones navideñas. Inconscientemente paró con el fin de apreciarlas.

—¿Ezra?

—Perdón, solo estaba viendo las decoraciones, todo se ve hermoso.  Debo admitir que me entristece un poco, que no adornen el bar, pero ver esto me hace feliz.

Luka notaba como el rostro de Ezra reflejaba añoranza, y se hallaba seguro que esto estaba ligado a los recuerdos del beta con su familia. Deseaba tenerlo en sus brazos de nuevo y hacer desaparecer esos sentimientos que invadían al beta.

—¿Quizás deberíamos venir a caminar una de estas noches? De esa manera podrás apreciarlas en todo su esplendor.

—¿En serio? —preguntaba Ezra entusiasmado, el alfa asintió —me encantaría.

—Muy bien es una cita —declaraba mirando a los ojos al beta mientras sonreía sutilmente.

—Si —murmuró sonrojado Ezra, agachando la cabeza, pues no quería que el alfa pudiera ser testigo del rubor en sus mejillas y la sonrisa que mostraban sus labios, al escuchar aquellas palabras salir de su boca.

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El beta notó un delicioso aroma provenir de la cocina, mientras descendía por las escaleras.

—Se supone que yo prepararía el desayuno, lo siento me tarde más de lo normal en la ducha.

—Quería hacerlo, así que no te culpes. Espero y te guste el pan francés.

—Sí, me encanta... puedo preparar tu café, si te parece bien —cuestionaba algo nervioso.

—Te lo agradecería infinitamente.

Ezra había comenzado a memorizar algunos detalles de Luka. Sabía que este tomaba por lo general espresso, que su gama favorita de colores eran oscuros, y siempre llevaba un reloj en la mano izquierda.

El alfa colocó en la mesa del comedor, los platos del desayuno. Cada uno de ellos tenían dos rebanadas de pan francés, las cuales vestían un dorado uniforme, estos eran servidos con frutos rojos y espolvoreados con azúcar glass. En medio de la mesa se podían encontrar diferentes tipos de miel, para acompañar.

—Todo se ve perfecto —decía Ezra entregando la taza de espresso a Luka —y estoy seguro de que el sabor también lo será —añadía mientras tomaba los cubiertos.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora