Capítulo 48

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Podía distinguir con cada paso, la figura delicada parada entre aquella oscuridad. Los sollozos eran como una puñalada en su interior. Odiaba ver a Ezra de esa manera, y el saber que él era el causante de ellos, hacía que se detestara a sí mismo, que aborreciera las decisiones estúpidas que había tomado.

—¿Ezra?

—...

Notaba como el beta intentaba suprimir su llanto.

—No es lo que crees —decía conforme avanzaba —No ha pasado nada, fui un estúpido al permitirle a Ian entrar, pero no sucedió nada —dolía, dolía demasiado, en esos momentos escuchar salir de la boca durazno el nombre de esa persona.

—...Basta... ¿Podrías dejar de lastimarme? —rogaba tenuemente con voz temblorosa, sin dejar de apretar sus brazos.

Tras escuchar esa frase y ver el dolor en aquellos ojos esmeralda, no pudo evitar tomarle en sus brazos. Aquel ser delicado que abrió su corazón, se encontraba quebrándose en ese preciso momento frente a él, y aun sabiendo que él era el responsable, era imposible contener la necesidad de evitar que este se rompiera por completo.

—Perdóname, Ezra por favor te lo ruego, por favor

—Duele, no quiero duele —repetía con desesperación al tiempo que trataba de alejar al alfa.

—Déjame explicarte por favor, la única razón por la cual él se encontraba ahí era porque

—¿Por qué lo dejaste entrar? Le permitiste ingresar... a nuestro lugar —declaraba para volver a romper en llanto.

—Lo sé fue algo estúpido de mi parte, quería dejarle claro que en mi corazón no queda ninguno sentimiento por él. Te lo suplico, cree en mí, confía en que mi alma te pertenece, confía en nuestro amor —notó como aquellos puños que le alejaban se encontraban ahora apretando su camisa.

—Duele, duele mucho —exclamaba viendo directamente a los ojos azules, los cuales se encontraban derramando lágrimas, al igual que los suyos.

—Lo sé, perdóname. Haré todo lo que este a mi alcance para que no vuelvas a sentir este dolor. Si necesitas tiempo te lo daré, si no deseas compartir conmigo el mismo techo lo entenderé. Solo por favor no me alejes definitivamente de tu lado... Por favor.

—Por ahora no puedo volver ahí, lo siento... no puedo —declaraba entre sollozos Ezra.

—...

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—Espero y las asistentes estén siendo de ayuda para Lilian.

—Sí, son muy eficientes. Aunque no puedo evitar sentirme inquieto al dejar a mi abuela sola. Trato de seguir con mis actividades cotidianas, pero la inquietud no abandona mi pecho.

—Es entendible, aun así, debo admitir que me da gusto ver que asistes de nuevo a los entrenamientos.

—Gracias, sin tu ayuda, creo que aún estaría perdido... Muchas gracias.

—No tienes que agradecer, el saber que todo está mejorando es más que suficiente para mí.

Dzyn dzyn

—¿Acaso mandaste algo?

—Esta vez soy inocente.

—Umm no lo sé —decía dirigiéndose hacia la puerta —me es difícil de creer —agregó soltando una ligera risa, la sonrisa que habitaba el rostro de Maika, se esfumó al ver lo que había tras aquella estructura rectangular —Te llamo luego.

—¿Está todo bien?

—... Te llamo luego —proclamaba al colgar, tras tener frente a sus ojos a su mejor amigo quebrado en llanto y completamente empapado —¿Qué diablos te hizo? —preguntaba mientras sentía como le hervía la sangre. El beta se limitó a negar con la cabeza —Vamos —decía al tiempo que tomaba la mano de Ezra con el fin de que entrara.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora