Capítulo 30

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—¿En qué rayos estaba pensando?

Se preguntaba Maika sintiéndose completamente agotado, al girar su cabeza vio como el alfa no se encontraba a su lado. En su lugar había una nota.

—No olvides tomar el inhibidor, a no ser que no pretendas regresar con tu abuela hoy. Sentí que era mejor que fuera al colegio, ya que de no hacerlo... No hubiera podido alejar mis manos de ti...

El omega sonrió al leer aquellas palabras. Se enredó entre sábanas, estas aún tenían impregnadas las feromonas del alfa liberadas previamente esa mañana.

—De alguna manera, mi cuerpo sigue reaccionando... a pesar de aun sentir la sensación de tenerte dentro.... —bufó —Será mejor que tome esto —decía poniendo la píldora a contraluz —en verdad te odio —añadía con una sonrisa aún más amplia.

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—¡Damián! —exclamaba Luka al ver al alfa salir de la cafetería —¿supongo que esperas a Bennet?

—Maika no ha podido venir el día de hoy... digamos que estaba algo indispuesto —proclamaba tomando un sorbo a su espresso, sin perder aquella sonrisa traviesa que había aparecido en su cara al pronunciar dicha frase.

—¿Pero se encuentra bien, cierto?

—Si, no te preocupes Ezra. Él está bien —el alfa notó, como parecía ser que el beta de alguna manera había sido marcado con las feromonas de Luka. Postró su mirada en su amigo, este se veía igual que siempre. Así que imaginó que el alfa lo había hecho inconscientemente —es mejor que me retire, necesito pasar por la librería antes de entrar a clases.

—Nos vemos, deberíamos ir a comer luego —proclamó Luka, Damián asintió —¿deseas pedir algo?

—No, estoy bien —respondió el beta.

Aunque no era la primera vez que Ezra caminaba al lado de Luka, las imágenes recuperadas aún rondaban sus pensamientos, haciendo que este se sintiera más consciente de todo lo referente al alfa.

—Vaya que eres friolento —los ojos del beta se abrieron —tus mejillas están rojas —declaraba rozándola con el dorso de sus dedos —¿Cómo no te vi antes? —preguntaba sin despegar la vista de aquellos ojos esmeralda que se abrían aún más —aún sigo sin entenderlo.

—... —el beta percibía como su corazón comenzaba a acelerarse, sabía que debía mantenerse lo más tranquilo posible, pues temía que su cuerpo reaccionara de nuevo como lo había hecho aquella mañana.

—¡Cuidado! —gritaba una voz a lo lejos, Ezra sintió una corriente de aire cerca de su rostro, a la par que veía como el alfa desviaba con el puño una pelota de béisbol.

—¿Te encuentras bien? ¿No logró tocarte, cierto?

—Es... Estoy bien —proclamaba con voz temblorosa el beta.

—¡¿Que rayos se supone que estaban haciendo?!

—Perdón, en verdad no creímos que llegaría tan lejos... perdón —suplicaban repetidamente dos omegas.

—Largo de mi vista —espetó Luka con una mirada fría.

—Claro, y perdón de nuevo —decían sin cesar los dos omegas, Ezra solo había logrado asentir, ya que el ver aquel semblante tan serio en la cara del alfa, lo había tomado por sorpresa. Deseaba quitar aquella expresión seria de su cara.

—En verdad estoy bien —declaraba, enlazando su dedo menique con el de Luka —así que no te molestes —el alfa al sentir el toque helado, pero agradable del beta cambió su expresión rápidamente.

Fragancias.Where stories live. Discover now