Capítulo 88

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Dos personas con impacto de bala y la imagen del beta, lleno de sangre en estado de shock presionando el estómago de Luka para tratar de detener la hemorragia, habían dejado sorprendidos a los paramédicos por unos segundos al arribar a la escena. 

—Nos encargaremos desde aquí —decía una paramédicos retirando las manos de Ezra — ¿Puedes decirnos sus nombres? —la atención del beta seguía sobre Luka, su respiración seguía agitada y sus ojos continuaban desviándose hacia el alfa —sus nombres ...

—Mi nombre es Ezra, y el suyo es Luka, Luka Pávlov, por favor sálvenlo. 

—Mis compañeros y yo estamos aquí para ayudarlos y haremos todo lo que esté en nuestras manos para asegurarnos de eso, pero necesitamos revisarte, así que por favor permítenos hacer nuestro trabajo. 

—Luka ¿puedes oírme? ¿Luka? —la voz de la segunda paramédica no lograba alcanzar al alfa, aquella lámpara que se encontraba iluminando los luceros azules seguía sin obtener respuesta. —Necesito más gasas, Carlos necesitarás presionar fuerte, ha perdido mucha sangre. —Acercó su oído para verificar la respiración de Luka, pudo notar como esta iba disminuyendo, era casi imperceptible en ese momento. Procedió a colocar la mascarilla, suministrar oxígeno era primordial. 

—Bien Ezra, te trasladaremos al hospital, así podrán revisarte adecuadamente. 

—¿Qué pasará con Luka? —los ojos esmeraldas estaban llenos de preocupación. 

—El tercer sujeto tiene un impacto de bala en el rostro, no tiene pulso —al escuchar eso el beta sintió como si el tiempo se detuviera por unos segundos. Era libre, Sebastián había muerto, y él era libre, pero este no se había ido sin antes dañar lo que más amaba. 

—Tu amigo será trasladado de igual manera, así que no te preocupes —respondía al tiempo que se disponía a sacar la camilla del lugar. 

—Es mi pareja, él es mi pareja —decía entre sollozos. 

—¡El paciente está entrando en paro, comenzando el proceso de reanimación!  

El corazón de Ezra se estremeció al oír eso, veía como los paramédicos se movían con rapidez con el fin de salvar al alfa. 

—¡LUKAAAA, LUKAAAAA! —gritaba desesperado, sin darse cuenta se encontraba forcejeando. Necesitaba ir a su lado, necesitaba estar para él, así como este lo había estado —¡SUÉLTAME! ¡DEBO IR CON ÉL! 

—Ezra tranquilízate por favor —decía empujándolo suave pero firmemente a la camilla. 

El beta vio cómo los paramédicos se hallaban subiendo a Luka con rapidez a la ambulancia, por alguna razón el ruido a su alrededor parecía amplificarse. 

—¡NO, SUÉLTAME! —sintió un pinchazo en el brazo, su fuerza comenzaba a menguar, y sus luceros se hallaban cediendo poco a poco. El pitido de aquella máquina haciendo saber la falta de signos vitales en el alfa era lo último que había logrado oír, antes de que la anestesia hiciera efecto. 

—Vamos, no te rindas —repetía la paramédica sin dejar de dar la reanimación. —Vámoos esa persona se pondrá muy triste si algo llega a pasarte, no dejemos que se despierte y reciba una mala noticia. —aunque no había sido ella quien había atendido al beta, recordaba como aquellos luceros verdes le suplicaban que salvaran al alfa. —¡DIABLOS! —espetaba sin parar las compresiones. 

—Tenemos pulso. 

La adrenalina que sentían al acercarse al hospital siempre era la misma. Esos segundos antes de abrir la puerta hacían que su ritmo se acelerará. 

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora