Capítulo 8

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Al otro extremo de ahí el escenario era muy diferente. Damián agradecía que Maurice hubiera pedido unos días libres, podía sentir como Maika se frotaba demasiado a él.

—Aaah.

—Maika, por favor trata de controlarte.

El omega parecía hacer caso omiso a los ruegos de Damián, tomó en sus manos su rostro y comenzó a besarle apasionadamente. Este no pudo evitar devolverle el beso, en ese momento el aroma que volvía a Damián loco inundaba aquel pequeño cuerpo. Y no solo era su fragancia, el sabor de aquellos labios eran mil veces mejor que cualquier sueño que había tenido. Maika por su parte, sentía como su cuerpo entero comenzaba derretirse, debido al calor que experimentaba. En ese instante solo deseaba ser acariciado más por aquel alfa.

—Espera —Damián separó al omega un momento, pero este trataba de volver a besarle de inmediato —Rayos —por más que se resistía deseaba lo mismo, quería sentir una vez más su aliento mezclado con el de Maika y saborear de nuevo su lengua, sus labios.

—Maaas.

Damián cargo a Maika y este enredo sus piernas alrededor de su cintura a la par que le besaba el cuello. Lo depositó delicadamente en aquella cama. Y pudo verle ahí como en mil y una ocasiones lo había visto en su imaginación, pero esta vez era real, aquella piel tersa bajo sus dedos era real.

—No creo que sea buena idea

—Quiero... —decía con un tono de súplica, presionando ligeramente su rodilla contra el área baja de Damián.

—Estás haciendo esto muy difícil para mí —declaró casi en forma de gruñido.

Damián sabía que tenía que hacer algo para tratar de calmar el celo del omega, comenzó a quitarle la camisa mientras besaba su cuello. Vio como aquellos pezones rosados se encontraban rígidos, Damián no pudo evitar tocarlos, besarles y morderlos ligeramente.

—Aaaag...

—Eres muy sensible —al quitar los pantalones, la imagen que veía ahí había completado las piezas perdidas de sus sueños. Maika se encontraba mojado en fluido pre seminal, tanto su parte delantera como trasera se hallaban empapadas. Damián pensó que la mejor idea era hacer que el omega se corriera, comenzó a descender hacia el miembro de Maika, dejando un camino de besos y mordidas que marcaban aquella figura.

Maika podía sentir como todo su cuerpo se convertía en una zona erógena, la cual ardía en llamas bajo el toque de aquella lengua y el roce de esos dedos. El alfa tomó el pene del omega y comenzó a lamerlo, succionaba suavemente sin dejar de mover su mano de arriba a abajo. Al oírle gemir y el ver como se aferraba a las sabanas debido al placer que sentía, habían hecho que los movimientos del alfa fueran más rápidos y fuertes.

—Siii aaah, esperaaaa —el omega sujetaba el cabello de Damián con la intención de separarlo —Me corro, m corro —Damián tragó los fluidos del omega, tal líquido le había resultado dulce.

—Delicioso —declaró relamiendo sus labios.

—Maaass maaas —suplicaba con lágrimas en los ojos.

Damián le besó y comenzó complacerle de nuevo. Le resultaba fascinante como esa cara que generalmente era fría, en aquellos momentos se encontraba gimiendo de placer.

—Déjame tocarte... aaah, también quiero tocarte... —decía acercando su mano al pantalón del alfa, para disponerse a sacar su miembro —Es enorme —dijo mordiendo sus labios. El pene de Damián ahora se encontraba tocando el de Maika.

—Ugh aaah.

Comenzó a masturbar ambos miembros juntos, mientras que introducía sus dedos en el ano de Maika. Debía asegurarse de satisfacerle. Quería evitar penetrarlo, pues sabía qué cuando volviera en sí probablemente no lo perdonaría. El orificio estaba tan mojado que dos dedos entraron fácilmente.

Fragancias.Where stories live. Discover now