Capítulo 2

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Atravieso la puerta de salidas hecha un manojo de nervios. Al recoger mi maleta y salir del aeropuerto, paro un taxi y le digo con mi mejor inglés la dirección de mi residencia al taxista.

Cuando llegamos, le pago lo acordado y me dirijo con mi maleta hacia la puerta de la que será mi nueva casa.

Al entrar me encuentro con una enorme cola de gente que va a registrarse, pero veo que la chica de la recepción se deshace rápido de todos. Menos de cinco minutos después ya estoy para llegar.

—¿Nombre?–me pregunta amablemente cuando llego al mostrador.

Es poco más mayor que yo. Con el pelo castaño claro y unos grandes ojos de color verde botella.

—Valentina Sabine Márquez García. Soy Española–Le explico al ver si cara de confusión por el doble apellido.

—Está bien.–responde–Me llamo Agnes. Tu habitación es la número 43-.

—Muchas Gracias–me despido.

Me encamino hacia la habitación que Agnes me ha indicado mientras deseo con todas mis fuerzas que me haya tocado alguien que me caiga bien.

Subo las escaleras cómo puedo por el peso de la maleta–ahora entiendo a mi hermana–hasta la habitación.

Cuando abro la puerta me encuentro con que, en el cabecero de una de las camas, hay apoyada una chica rubia con los ojos azules mirando el móvil.

Parece que tiene mi edad, si no un año más.

La habitación es bastante simple. Paredes y suelo de color blanco, con dos escritorios, dos armarios, dos camas, y una puerta que supongo que será el baño.

—¡Hola!-Me saluda con un inglés perfecto- Soy Laia. ¿De donde eres?-.

Parece que va directa al grano, quiere saber con quién trata antes de confiarse... Supongo.

—Encantada. Soy de Córdoba.–Le digo con sorprendente tranquilidad tratándose de mi.–¿Y tú?

La chica esboza una gran sonrisa.

—¡Genial!–responde en Español–Yo soy de Barcelona. Encantada de conocerte...

—Valentina, pero todo el mundo me llama Valen.

—Pues Valen–sonríe–Y... ¿Que estudias?

Me ruborizo un poco. Para mucha gente, el canto es algo sin salida. Y por eso a veces me da un poco de vergüenza.

—Canto...–respondo sin mirarla.

—Wow–dice sorprendida– ¿Tengo una cantante de compañera de habitación?

Me giro hacia ella sorprendida por la definición.

—¿Cantante?

Alguien tiene muchas expectativas sobre nosotras Valen.

Mientras coloco mi ropa, seguimos hablando.

Le cuento sobre Alan, mi familia, mis hermanos... Y ella hace lo mismo sobre sí misma... Hasta que alguien irrumpe por la puerta.

—Laaaaaaaiaaaaaaaa–chilla el chico que ha abierto la puerta.

Es alto, con los ojos marrones, y va vestido con una sudadera de... ¿Una silueta de los Minions?

Detrás de él, entra otro chico poco más bajo que el primero, con el pelo negro y los ojos verdes, negando con la cabeza, visiblemente avergonzado.

El segundo le da un beso corto en los labios a Laia, que lo recibe con gusto.

—Jones, ¿No podrías haber llamado a la puerta?–Le  pregunta mi compañera al primero con mala cara.

—Eres una aburrida– contesta él.

—Cariño, esta es Valen, mi compañera de habitación–me presenta al segundo ignorando al tal Jones.

—Encantado. Soy Adam, el novio de Laia–Se presenta.

Se nota que Adam es de aquí, igual que Jones. Por el inglés fluido y nada forzado que hablan los dos.

—Igualmente, Adam.– Respondo.

Hasta ese momento,el segundo chico–creo que se llama Jones–, no se había percatado de mi existencia.

—¿Y tú eres...?

—Valentina, bueno... Es decir, Valen, todos me llaman Valen.–¿Por qué estoy nerviosa?

—Encantada, Valen. Yo soy Jones.

—¿Jones? Nunca había oído ese nombre.

Normal, hija, no eres de aquí.

—Es mi apellido. En realidad me llamo Jake, Jake Jones.

—Bueno...–había olvidado la existencia de Laia–¿Para que veníais?

—Te dije que vendría para enseñarte el nuevo piso– responde Adam extrañado.

—Es verdad...–recuerda ella exasperada–Me visto y vamos ¿Vale?

—¿Vamos a tener que estar una hora aquí?–murmura Jones poniendo los ojos en blanco.

Por el tono que usa se nota que eso les pasa siempre.

Yo continúo colocando mi ropa mientras Adam y Jones esperan a Laia.

Ella aparece treinta minutos después perfectamente vestida y maquillada. Al menos la espera ha valido la pena.

Ya se van cuando veo que se detienen. Laia habla un momento con Adam, e intercambian una mirada cómplice antes de que ella se gire hacia mí, mientras yo sigo ojeando mi libreta.

Y miras a Jones de vez en cuando ¿No?

¡Claro que no! Tengo novio ¿Vale?

—¿Vienes?

Me sorprende la pregunta de Laia, y no tengo muchas ganas de ir. Pero no puedo negarme.

Aún tengo que mantener la apariencia que tenía en casa, lo que significa no ser una asocial.

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora