Capítulo 22

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Me despierto al día siguiente con un dolor de cabeza insoportable.

Te dije que te arrepentirías.

Y tú no ayudas.

Estoy tumbada encima de Jake, con mi cabeza en su pecho.

Estoy con el pijama, así que supongo que cuando quise hacerlo con él me soltó el típico discursito de que estaba borracha, y bla bla bla.

Bueno, ahora no lo estoy. No tiene excusa.

Le muevo un poco el hombro para que medianamente se despierte. Acto seguido, trazo algunos rasgos de su cara con el dedo.

Al pasar por sus labios, él atrapa mi dedo en ellos. Jake abre los ojos poco a poco, con una sonrisa en la cara.

—Así da gusto empezar las mañanas.—dice con tono de dormido.

—Pueden empezarse mejor.

Termino de montarme sobre él y lo beso. Como siempre, él lo profundiza, llevando sus manos a mi cintura.

Un rato después, salimos a la cocina, donde ya están todos desayunando.

—Valen–dice Laia–,te adoro pero me has despertado con tus gritos.

Los demás asienten con la cabeza, yo pongo los ojos en blanco.

Desayuno tranquilamente en las piernas de Jake, cuando termino, me dirijo a mi habitación y me visto. Laia entra poco después con una expresión que no me gusta nada.

—Te veo muy bien.

—Sí...—la miro, recelosa.

—¡No me mires así!–se queja ella–Tienes que dejar de ser tan desconfiada, Valen.

—La última vez que me miraste así fue cuando cogiste mi móvil durante la noche y les enseñaste a todos mis covers.

—Jones me ayudó.–su expresión cambia–. Volviendo al tema, ¿te apetece ir de compras?

Ese cambio repentino de la conversación me desorienta un poco.

—Oh, sí claro.

—Venga, vamos.

Cojo mi bolso, esta vez no tiene nada dentro excepto la cartera, voy desconectar un poco y no al trabajo.

Últimamente estoy abarrotada, tengo exámenes y hace al menos un mes que no subo nada de contenido.

Mi ordenador está a punto de explotar de todos los comentarios, y las críticas aumentan. Que si ahora que he llegado lejos me dan igual mis seguidores, que si soy una aprovechada, que ya no me importa nada...

Y Jake... Bueno, digamos que está empeñado en que apague el ordenador durante un tiempo, que con los exámenes–aunque ya me quedan pocos–me estoy agobiando y no es bueno para mí.

Es decir, está hablando como un médico.

Cuando llegamos al salón, le doy un beso de despedida a Jake.

—Después vuelvo ¿vale? Me voy de compras.

—Vale, solo en caso de que te compres algo que me guste.

Me pongo roja al saber lo que está pensando.

—¡No voy a comprar...eso!

—¿Por qué?–pone un mohín.

—Porque no, Jake.–ignoro su carita de perrito abandonado.

—Pero...

—Pero nada.

Antes De TiWhere stories live. Discover now