Capítulo 24 II

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Esta es la parte que falta del capítulo anterior, ya que hay gente que me dijo que seguía sin funcionar.

Así que disfrutarlo💗

Él abre un poco más los ojos, sorprendido. Y yo le beso para distraerlo.

—Ve saliendo al salón para cenar–vuelvo a darle un pequeño beso–. Voy a cambiarme y voy.

Mi pijama consiste en unos pantalones negro de chándal, una camiseta corta y una sudadera igual que era de Malena, con unas zapatillas de deporte.

¿Quien se pone zapatillas de deporte de pijama?

¡Es que he perdido las pantuflas!

Salgo al salón cinco minutos después y me encuentro con la cena en la mesa y... Todos mirándome raro.

Observo a cada uno de ello y noto algo raro en sus ojos.

Pena.

Oh, no. No, no, no...

¿En serio Jake?

Miro a mi novio y él me dedica una disculpa con los ojos, y entonces miro a Laia.

—Lo siento–ella agacha la cabeza–. No he podido impedírselo.

—¿Se lo has contado?–el tono frío de mi voz, al igual que mi mirada hacia Jake.

Él se mantiene el silencio, dándome la respuesta.

—¿Cómo te atreves?–le espeto–Dios, te cuento una cosa importante para mí ¿y lo primero que haces es contárselo a todos?

—Val, son tus amigos. Merecen saberlo.

—¡¿Y no tenía yo derecho a decidir cuándo contarselo?!

—Bueno, nada ha cambiado ¿No?

—¡¿Qué nada ha cambiado?!– suelto una risa amarga–¡¿Es que acaso no ves como me miran ahora?! ¡Es como si fuera una puta ovejita indefensa! ¡Joder!

Los demás apartan la mirada, bueno, con los demás me refiero a Amy y Adam, los únicos que no lo sabían.

—¿Sabes qué?–me contengo y respiro hondo para no soltarle una burrada– Necesito salir de aquí.

Cojo mi bolso y me acomodo las gafas, para después salir por la puerta y bajar las escaleras a pleno correr.

Salgo del piso y pienso a donde puedo ir. Al menos ya he salido de allí, sino iba a darle un puñetazo a Jake.

Finalmente me viene a la cabeza el único sitio en el que puedo quedarme a dormir.

Echo a correr, con miedo a que Jake salga por la puerta y no pueda contenerme.

Me apoyo en mis rodillas al llegar a la puerta de la residencia, menos mal que tengo el bolso, sino no podría pagar.

Entro, y en cuanto Agnes me ve a mí y a mis ojos, se apresura a acercase a mí.

—¿Valen?–me pregunta, confundida–¿Qué ha pasado?

—¿Puedo quedarme aquí está noche? Laia está en casa de Adam.

—Sí, claro.

—Tengo dinero, ¿Podría pagarte mañana?

—Pero, ¿De que hablas? No voy a cobrarte una noche.

—Pero tus jefes...

—Pero nada–me interrumpe –. Sube a tu habitación, daré una ducha con la música a tope y duerme. Cuando acabe mi turno te acompaño.

Sonrío tristemente y hago lo que me ha dicho.

Al salir de la ducha me pongo un sudadera de Laia, junto con mis pantalones de chándal. Después se la lavaré y dejaré en su sitio. Nunca le ha importado que coja su ropa de este tipo.

Estoy desenredandome el pelo y mirando una película para ver con Agnes cuando oigo que llaman a la puerta.

—Agnes–digo cuando abro la puerta–, he mirad... ¿Que haces tú aquí?

Me sorprende el tono frío, al igual que mi expresión al dirigirme a Jake, que está delante de mí, parado en el alféizar de la puerta y con expresión nerviosa.

—Val... Tenemos que hablar.

—Creo que tú ya has hablado por los dos. Literalmente.

—Mira–se pasa una mano por el pelo–, sé que lo he hecho mal pero... De verdad no sé por qué lo he hecho. Lo siento muchísimo.

—¿Puedes borrarlos ma memoria con ese lo siento y dejarme que se lo cuente yo?

—No pero...

—No–le interrumpo–. No puedes hacer nada con ese lo siento, el daño ya está hecho.

—Solo ha sido lo de tu madre, de verdad.

—No, hombre–me río amargamente–. Lo que faltaba era que le contarás también que me hacían bullying y que mi padre es un imbécil ¿No te fastidia?

Sus ojos se llenan de lágrimas cuando ven mi rechazo hacia él.

—Por favor, perdóname. Yo no quería que te sintieras mal. No sé ni por qué lo hice, de verdad. Lo siento muchísimo, por favor...–lo miro, está a punto de ponerse de rodillas.

—¿Estas... llorando?–le pregunto pasmada.

Él no dice nada.

—Ven aquí, idiota.–lo atraigo hacia mí y lo abrazo.

—Pensaba que iba a perderte...–murmura sobre mi pelo.

—No...–le acarició el pelo–no, es solo que estaba molesta. Mi madre fue alguien muy importante para mí. Y necesito hacerlo cuando estoy preparada.

—Lo sé, lo sé, y lo siento muchísimo. No quería provocar todo esto.

—Aunque ahora que lo pienso me has quitado un peso de encima.–añado.

Él se ríe, aunque no parece una risa normal, sino cansada. Miro sus ojos y veo que están llorosos, así que lo beso en los labios para que sepa que ya ha pasado. Y nos quedamos así durante unos minutos.

—¿Quieres... Ver una peli?–le pregunto tímidamente.

Él vuelve a reírse, pero esta vez de verdad, y entra a mi habitación mientras yo enciendo el ordenador.

—¿Qué te apetece ver?–me pregunta. Va con cautela, como si no supiera como iba a reaccionar.

—Me apetece algo de mi infancia...–pienso–¿Qué te parece "A través de mi ventana"?

—Pues la verdad es que no la he visto.

—¡¿Que no la has visto?! Tienes que verla ahora mismo. Yo siempre lloro en la parte del baile.

Me siento en la cama con el portátil en mi regazo, y él me pasa el brazo por los hombros, apretujandome contra él.

Vamos por la parte de la fiesta, en la que Raquel y Yoshi están bailando. Me encanta esa escena.

Me encanta el vínculo que tienen ellos dos, a pesar de que la película casi no se parece al libro, siempre me ha encantado.

Me acomodo un poco más al lado de Jake. Agnes ha venido  hace un rato, pero me ha dado las buenas noches y se ha ido al ver a Jake aquí.

De repente, él se acerca a mí y me susurra al oído.

—Yo también te quiero, Val.

Antes De TiWhere stories live. Discover now