Capítulo 23

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Al final llegamos al acuerdo de ver una película de comedia, algo que nos gustaba a todos, para que no hubiera peleas y caras de hastío—ejem, ejem, Jake—durante toda la película.

Desde que habíamos pisado el cine, un numeroso grupo de personas no había parado de seguirnos y señalarnos descaradamente con el dedo. Jake había intentado ir más de una vez a tirarles el teléfono al suelo mientras nos grababan, pero había conseguido detenerlo con ayuda de Laia para que esa no fuera la primera aparición que tuviera mi novio en la prensa. 

Al terminar la película—la cual parecía ser buena pero no habíamos podido disfrutar por culpa del grupito que teníamos atrás que no paraba de hablar—, e intentar salir por la puerta, una horda de gente se adentra en la sala, empujándonos a los cuatro con ellos. 

—Coge a Laia del brazo, y que ella coja a Adam, pase lo que pase, que no se separen—le digo a Jake al oído mientras agarro su muñeca con fuerza—. Y, sobre todo, no digáis mi nombre, en cuanto lo escuchen sabrán donde estoy y no saldremos de aquí.

Cuando hace lo que le he pedido y veo que mis amigos ya están enganchados, procedo a tirar de ellos con la cabeza gacha. Tras incontables situaciones como estas, he aprendido que lo peor que puedo hacer es levantar la cabeza y dejar ver mi cara, y con mi altura, no es raro perderme entre la gente. 

Tardamos al menos cinco minutos en salir del cúmulo de gente, y aún así no levanto la cabeza, por si acaso. Solo es cuando, al llegar al coche y acomodarme en la parte de atrás me permito hacerlo. Al coger el móvil veo muchísimos mensajes de distintas personas, todas diciendo lo mismo: Alguien me había echado una foto en el cine, y por eso todas esas personas sabían dónde estaba.  

Mentiría si dijera que es la primera vez que me pasa, o que será la última, porque he perdido ya la cuenta de las veces que se ha filtrado mi ubicación. Tantas que he llegado a alquilar un apartamento o algo cerca de los conciertos para que no descubrieran donde me alojaba de verdad. Aunque eso no siempre funciona, por supuesto. Y ahora que además no me disfrazo, como les gusta decir a Jake y a los demás, será aún más dificil.

Al llegar al piso y abrir Instagram, un montón de publicaciones con la cara de Jake en primer plano me aparecen de repente. Las teorías van desde las mas normales—que es mi novio—, a unas un poco más rebuscadas—que es mi guardaespaldas—y a las más extrañas—que es mi hermano perdido, aunque ya presenté a mi familia—. 

—¿Seguro que estás cómodo con todo esto?—le pregunto.

—Val, cariño, si no se me conoce ahora por ser tu novio, se me conocerá en unos meses por el papel en Solo Nosotros, tranquilízate, ¿vale?

—Está bien...—respiro hondo—. Aún es pronto, ¿Qué tal si vamos a dar un paseo y te presento en sociedad?

—Venga, vale—se ríe por la ocurrencia—. Y después a cenar. 

—Yo ya estoy llena de las palomitas del cine.

—A ti eso no te llena ni un cuarto del estómago. 

—¿Perdona?—espeto, indignada. 

—Perdonada, señorita. 

—¿Me estás llamando glotona?

—¿Yo? Nah—hace un gesto con la mano, aún con una sonrisa—. Ese termino se atribute a cuando comes muchas chuches, tú comes mucho de todo.

—¡¿Pero serás...?!—le doy un golpetazo con la almohada en la cabeza cuando se levanta de la cama para huir—. ¡Pues te has quedado sin presentación en sociedad, listillo!

—¡Au!—se queja—. Si me pegas que sea con mi almohada, que la tuya es una piedra—se acerca a mí y me rodea con los brazos—. Venga, solo era una broma, Val...

Antes De TiWhere stories live. Discover now