Capítulo 24

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Mini Maratón 1/2 :)

Ha pasado una semana desde el coma de Jake, pero acaban de darle el alta. Le han hecho muchas pruebas para asegurarse de que no tenía algún daño en el cerebro tras tantos desmayos en tan poco tiempo. Por suerte, está bien.

Jake sigue un poco adolorido por llevar tantos días en cama, así que, cuando Adam y Laia vienen a recogernos del hospital y nos dejan en el piso, subimos a cambiarnos de ropa y propongo ir a dar un paseo.

—¿Un paseo?

 A ver... Mentiría si dijera que no es él el que siempre quiere salir a pasear y yo acepto a regañadientes, ¡pero tengo ganas!

—¡Sí!—respondo, emocionada y con una sonrisa de oreja a oreja—. El otro día iba a "presentarte en sociedad" antes de que te me desplomases encima, ¿recuerdas?

Él, negándose a lamentarse por lo ocurrido la semana pasada, me sonríe también y me agarra de la cintura.

—Está bien... Pero solo si te pones lo que yo te diga.

—Epa—le hago un gesto, con la mano en su pecho—, ¿Qué quieres conseguir con esto?

—Bueno...—se rasca la nuca—, sé que estamos a inicios de septiembre, y que voy un poco tarde, pero no pensé que te vería en tu cumpleaños y... quiero darte tu regalo.

—¿Mi... regalo?—abro los ojos cómo platos, boquiabierta, eso era lo último que me esperaba.

—Sí, todavía no hemos pasado ninguno de mis cumpleaños juntos, pero, siendo cómo sé que eres me harás un pedazo de regalo cómo haces con Isis todos los años—que le voy a hacer, me vuelvo loca con los cumpleaños de la gente importante—, y no quería no regalarte nada.

—Espera—pienso un momento—, ¿Cuándo demonios es tu cumpleaños? Nunca me lo has dicho.

—Justamente para evitar que me alquiles un apartamento para hacerme una fiesta.

—¡Pero...!

—Val, estamos a septiembre, el cumple de Isis es en diciembre y ya estás haciendo búsqueda para hacer exactamente eso, no intentes disimular.

Lo miro con los ojos entrecerrados, visiblemente enfurruñada, a lo que mi novio simplemente se ríe, me rodea con un brazo por un lado, pegándome a él, y me da un beso en la sien. Odio admitir que eso hace que mi enfado se evapore casi al completo. Casi.

—Bueno—me mira, serio— ¿quieres verlo o no?

—¡Sí!

Jake se da la vuelta, con una sonrisa y negando con la cabeza, divertido y me tiende una bolsa de tela, de color beige con un mensaje bordado. 

Valentina Márquez, 2025. 

El año en que me gradué.

¿Que...?

Jake, ¿qué es esto?

—Ábrelo—su sonrisa se ensancha, pero sigue estando muy nervioso.

Hago lo que me dice, y saco de la bolsa dos vestidos. Por un lado uno blanco roto, escote palabra de honor, ajustado y con una apertura en cada pierna con volantes en los bordes, estilo sirena. Reconozco al instante el vestido que llevé en mi ceremonia de graduación con quince años, el cual adoraba y regalé poco después, junto con toda mi ropa ajustada.

—¿Cómo...?

—Mira el otro.

No sigo hablando y le hago caso, agarrando el otro vestido. Este es de satén,  largo hasta los pies con una apertura en la pierna derecha y con escote asimétrico. Obviamente es de color rojo, siempre me ha gustado ese color para vestir y siento que me queda de infarto. Este es el vestido que me puse para la fiesta de después... y el que tiré a la basura por ser el que llevaba en el cumpleaños de mis dieciséis.

Antes De TiWhere stories live. Discover now