capítulo 11

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Me levanto, y tardo un poco en saber dónde estoy.

Cuando me ubico, hago mi rutina matutina. Casi se siente como antes, pero echo de menos a Jo... a los chicos.

Me pongo algo de la ropa que dejé allí, vine corriendo y no eché mucha.

Termino vistiéndome con unos pantalones de chándal grises con una carita feliz—si, una carita feliz—que me compre con doce años.

En mi defensa diré que cuando me los compré me quedaban grandes.

Lo conjunto con una camiseta negra de Carcassonne.

También de cuando tenías doce años.

También me quedaba grande, ¿Vale?

También me hago mi típica coleta de caballo, me pongo un poco de corrector y salgo de casa.

He quedado con Alex antes de ir a comer, y finalmente encontrarme con Alan.

Y diréis ¿Quién es Alex, Valen?

Exacto, es el chico del apodo de Mal.

Él y yo estuvimos juntos en clase hasta nuestro último año de primaria, cuando me cambié de colegio.

En el colegio nuevo, conocí a Ethan, en el insti a Ender, y por último a Jane y Candela cuando me cambié de academia.

Y bueno... En cierto modo...

Se podría decir que es mi ex.

Bueno, es de esos ex que no se consideran ex. De cuando tienes seis años y solo te das la mano.

Pero según los rumores llegasteis a más...

Tú lo has dicho, rumores.

La cuestión es, que a los dos nos encantaba una saga de películas llamada Los descendientes —sí, éramos muy frikis— y cuando recordó el nombre de mi hermana, empezó a llamarla como la protagonista.

Hemos quedado enfrente de nuestro colegio, ha sufrido muchos cambios desde que me fui.

Han pasado ocho años, Valen.

También es verdad.

Por fin estoy allí, y lo veo.

Está con su sudadera y vaqueros, el pelo despeinado y sus zapatillas de deporte.

Él sí que no ha cambiado.

—¡Alex!—grito para llamar su atención. Él se gira hacia mí al instante, y esboza una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Valen!—me saluda, dándome un abrazox—. ¿Qué tal está mi londinense favorita?

Al separarse me despeina. Sabe que eso me molesta mucho, y tengo que hacerme la coleta de nuevo.

Le cuento lo mismo que a los demás. Excepto lo de Alan.

Él siempre ha adorado a Alan, a diferencia de absolutamente todo el mundo.

Así que si le dijera eso lo destrozaría. Nos encontramos con mucha más gente de mi antiguo colegio, y los saludo encantada.

Los echo de menos.

Y yo, fueron nuestros amigos por mucho tiempo.

Y lo siguen siendo.

Solo algunos, y lo sabes.

Me doy cuenta de que se ha hecho tarde, y me despido de Álex prometiéndole que nos veremos de nuevo antes de que vuelva a Londres.

Tras media hora de camino—y un dolor de piernas insoportable—entro en casa y me echo en el sofá, agotada.

Antes De TiWhere stories live. Discover now