Capítulo 4

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Ya hace unas semanas que estoy aquí con ellos, y Laia ha cumplido su promesa de no contar nada.

Me sorprende, porque según lo que me ha dicho Adam no es muy buena guardando secretos.

Hemos quedado en una hora para ir con los chicos y mi amiga todavía no ha salido del baño. Así que me temo que llegaremos tarde.

Cuando ella por fin termina de ducharse y vestirse empieza a maquillarse. Mientras en los 45 minutos que me quedan tengo que ducharme, vestirme y también maquillarme.

—Lista—dice cuando yo salgo de la ducha ya completamente arreglada—Jones estará aquí para recogernos en unos quince minutos.

—¿Jones? Pensaba que venía Adam.

—Tiene un examen, sale a la hora que hemos quedado. Por eso vamos al bar que hay al lado de su universidad. Para celebrar que le ha ido bien.

La perspectiva de ver a Jones me emociona y me asusta a la vez. No sé por qué pero cuando estoy a su alrededor me siento muy insegura y nerviosa.

Porque te gusta...

¡Que tengo novio, pesada! Y lo conocí hace una semana, no me puede gustar.

—Está bien—dije, simplemente.

Como Laia ha dicho, Jones está ahí quince minutos después. Yo subo a la parte delantera con él y mi compañera a la parte de atrás para sentarse con su novio cuando lo recojamos.

—¿Qué íbamos a hacer al final?—pregunté. Con cierto señorito a mi lado ya no sé ni dónde vivo.

—A recoger a Adam y a celebrar su triunfo o derrota en el examen.—responde el aludido.

—No seas pesimista, seguro que le ha ido bien.

—No soy pesimista, soy realista. A Adam nunca se le han dado bien los exámenes.

—Habrá que verlo.

—¿Apostamos?— me reta.

—20 dólares a que lo hace bien o genial.

—50 a que le ha ido de pena.

—Me encanta ver como confías en tu amigo, Jones—ironizo, y esbozo una sonrisa juguetona—. Acepto.

Él extiende su mano en un semáforo en rojo para cerrar el pacto y se la estrecho rápidamente.

Tienes que acostumbrarte al contacto.

Con él es difícil ¿Vale?

Porque te gusta...

¡No me gusta!

Lo que tú digas, Valen. Sigue engañándote a ti misma.

Conciencia estúpida...

Cuando recogemos a Adam, tiene una cara inexpresiva así que aún no sé si voy a poder tener mis 50 dólares o no.

—¿Y bien...?—pregunto impaciente.

—¡Me ha salido genial! Gracias por ayudarme a estudiar, Valen.

Miro para otro lado cuando Jones clava la mirada en mí, haciéndome la loca. Es cierto que yo le ayudé a estudiar, por eso sabía que le saldría bien.

—¿Mis cincuenta dólares?—pregunto, atreviéndome por fin a mirarlo y extendiendo la mano.

Él me pone el billete en la palma y clava la mirada en el frente.

—Eso es trampa.

—No lo hemos hablado en ningún momento.

Él suelta un bufido mientras empieza a conducir hacia la cafetería.

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora