capítulo 14

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Acababa de hacerlo. 

Acababa de romper con Adara. 

Por fin me había atrevido.

Hacía tiempo que sabía que la relación se estaba yendo a la mierda. Y lo peor es que era culpa mía por empezarla desde un primer momento. 

Sabía que no iba a funcionar, desde el principio. Estaba hecha una mierda y fui egoísta, pensando que ella podría curarme, pero terminó siendo al revés. 

La noche que soñé el beso con Hunter me desperté de sopetón, no entendía por qué soñaba con un beso de un amigo tan... ¿íntimo? podríamos llamarlo así, sí, y aún menos que me dijera que me quería. Él nunca me había gustado. Al menos hasta ese momento. 

Era increíble que me liberase por culpa de un impulso, sobre todo uno con una historia tan extraña.

Bueno, la verdad es que la historia es extraña y a la vez no tanto. 

Todo comenzó cuando...

Abro los ojos lentamente, sin recordar exactamente que he soñado, algo relacionado con Adara. Mierda, ella otra vez no. Hace  mucho que no pienso en ella, y en muchas cosas en general. No necesito que ahora todo eso se vuelva en mi contra en sueños. 

Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy en el piso de los chicos, con Jake al lado. Ayer, al volver del supermercado, me pasé el día con él y con los demás, parece que hayamos vuelto a la rutina de antes, pero no puedo perdonar a Jake. No saldría bien. 

Caigo en la cuenta de que hace mucho de que no hablo con Isis, por lo que entro en mis contactos y pulso el número. 

Isis es hija de unos amigos de mi madre, de los scouts, y nos conocemos desde renacuajas, cuando yo tenía unos ocho años y ella nueve. Ella me ayudó a superar lo de Liam y lo de Adara, y yo, a cambio, le ayudé con lo de Sergio, cuando cortó con él. 

—¡¡¡¡¡¡VALEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN!!!!!!—oigo que alguien grita, y doy un respingo por el susto. 

El pobre Jake, que seguía aún dormido plácidamente a mi lado, da un salto que lo hace caerse de la cama, y suelta un grito ahogado cuando su cabeza choca contra el suelo, hago un ademán de ir a por él, pero solito se levanta y se dirige hacia la puerta para echarle la bronca a quien lo haya despertado de forma tan brusca, solo que... bueno... Laia abre la puerta justo en ese momento y le da en toda la cara. 

Esta vez sí voy a por él, claro está. Me levanto de la cama de un salto mientras cuelgo el teléfono, que estaba llamando a Is, y, después de dejar que Laia pase, recojo al chico del suelo sujetándolo por la mano, y le abrazo por el pecho cuando ya está de pie, con la esperanza de que se anime y no mate a mi amiga. 

Hasta que me doy cuenta de que está sin camiseta y mi mejilla está en contacto directo con la parte derecha de su pecho. Al darme cuenta intento separarme, pero él me pega más a su pecho, que noto un poco más caliente que hace un momento. Me muerdo el labio tras agachar la cabeza para que no me vea, sin ser consciente de que Laia si puede y de que me está dedicando una sonrisita malvada y señalando a la entrepierna de Jones. 

Oh, mierda. 

De mierda nada, yo estoy eufórica. 

Ahora sí, me separo del pecho de mi exnovio, y me llevo a mi amiga de la habitación para que me diga el motivo por el que ha gritado de esa forma y me ha hecho pasar tal nivel de vergüenza. 

—Tengo una amiga de la universidad que mañana se va de Erasmus a Bélgica—me explica—, así que esta noche tiene fiesta en su fraternidad, me ha invitado, y me ha dicho que me traiga a quién quiera, ¡Así que nos vamos los seis!

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