Capítulo 27

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A Joana por crear semejante libro y personajes <3

Después de pasar una semana con mi familia y celebrar el cumpleaños de Maya, nos toca volver a Londres y, sorprendentemente, no quiero hacerlo. Antes, cuando iba a casa, mis ganas de volver con Jake y los demás rebosaban, pero ahora no. 

No me malinterpretéis, quería a mi padre, claro que sí, pero su comportamiento me hacía no querer estar nunca en casa y querer volver lo antes posible a la Uni. 

Esta vez, Karla ha dejado a los chicos quedarse en casa. Yo voy en el asiento del copiloto, a su lado, y Jake y Maya están bromeando y haciendo el tonto en los asientos de atrás. Una sonrisa tierna se abre paso por mis labios cuando los miro y Jake me mira con una mueca de desagrado cuando me ve, aunque él haga lo mismo unos segundos después.

El contarle que nos íbamos a casar había sido muy fácil, lo del bebé... bueno, no tanto. Primero, Karla se enfadó conmigo por "no haberme cuidado", y después me obligó a enseñarle todos los informes médicos que tenía—los cuales ya había preparado por si acaso—, para asegurarse de que estaba bien. Maya estuvo triste, aunque después pensó que sería un poco raro tener un sobrino con doce años. 

Tras esta última despedida, me he dado cuenta de que han cambiado mucho desde la primera vez que me fui de casa. Ahora Maya no llora, sabe que estoy bien y que hay gente que me cuida, y además hablamos muy a menudo. Karla lo mismo, ha entendido por fin que he encontrado mi sitio y que estoy feliz allí, que no voy a volver a casa, que si vuelvo siquiera a esa ciudad, no me quedaré con ellos. Sergio y Adrián siguen igual, aunque al menos ahora se han dado cuenta de que en realidad me echan de menos cuando me voy y me abrazan antes de irme. 

Y papá..., papá ya ni siquiera me despide. 

Lo admitiré, me duele que no esté, pero más me dolía el como me trataba. Me hacía sentir inútil, insuficiente, pocas fueron las veces en las que de verdad me inspiró alguna buena sensación, todo lo eclipsaban las cosas malas que había hecho. Mucha gente dirá que aún con todo eso, era mi padre, y es cierto, era mi padre y lo sigue siendo. Pero eso no quiere decir que debo perdonar absolutamente todo lo que me hizo pasar. 

Jake y yo abrazamos a nuestras dos acompañantes y finalmente, subimos al avión. En cuanto corro la cortina que nos separa del resto del avión—me hace ilusión viajar en primera clase, ¿vale?—, me quito las gafas, la gorra y me suelto el pelo. La última vez que cogimos un avión casi lo perdemos porque la gente no dejaba de pararnos, y no solo a mí, a él también ya que ya ha empezado a campaña de su nueva serie y sale en algunas revistas y artículos. 

No será también un poco porque tú tardaste mucho en arreglarte, ¿no?

Calla, eso es caso aparte. 

Jake también se quita las gafas y la gorra, incluso la sudadera que llevaba con la capucha puesta. Ambos suspiramos y nos desplomamos sobre los sillones. 

—¿Vas a dormir?—me pregunta, acomodándose para hacer justo lo que ha dicho. 

—Sabes perfectamente la respuesta a eso, Jake—lo miro con una ceja enarcada y él se ríe a carcajadas. 

Siempre ocurre lo mismo: Intento dormir, no puedo, me frustro, y empiezo a molestarlo a él si no está dormido. Por desgracia para mí y suerte para él, siempre se duerme en cuanto cierra los ojos. 

Que envidia.

Y que lo digas. 

Hoy ese no es el plan. Agarro mis auriculares, me pongo la música a toda leche y saco el portátil de mi mochila. Jake se extraña cuando ve con un ojo entreabierto que clico en la pestaña Escribir de Wattpad, y se incorpora del todo cuando ve que pulso en Nueva historia. 

Antes De TiWhere stories live. Discover now