Capítulo 12

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Paso una semana increíble con mi familia.

Me olvido de Alan, de Emily, de universidad, de todo.

Casi no me doy cuenta cuando tengo que volver a subirme al avión.

Esta vez a venido toda mi familia -para mi suerte, o mi desgracia- a despedirme.

Maya me ha hecho prometerle que la llamaré todos los días sin falta, Mal, que le actualizaré semanalmente de cómo me va con Jones.

Karla y mi padre me han pedido que coma bien y me centre en los estudios, y por último, mis hermanos me han prometido, que ahora que he roto con él, bloquearé a Alan de todas las maneras posibles.

Eso ya lo hemos hecho.

Pero ellos no lo saben.

Es cierto, ellos no saben nada de lo que pasó con Alan así que no pueden haber supuesto aquello.

Cuando ya es hora de irse, me despido con la mano y me dirijo con mi maleta al lugar donde tengo que coger el avión.

A reencontrarme con Laia, con Adam... Y con Jones.

Una sonrisa idiota se forma en mis labios al pensar en él, acomodo los auriculares en mis orejas y me preparo para las doce horas de vuelo que me esperan.

                      Jones

He venido a recoger a Val al aeropuerto. Quería venir solo, pero Adam y Laia, se han empeñado en venir.

Incluso Amy, y es difícil separarla de su ordenador cuando está jugando algún videojuego.

Estoy pendiente de quién entra y sale, y reviso el mensaje que me envió ayer con todos los detalles de su vuelo.

Y por fin, la veo.

Tiene su largo cabello rizado  recogido en dos trenzas de boxeadora con mechones sueltos a los lados de su cara.

Está preciosa, con un jersey mostaza bastante ancho que hace a sus curvas pasar desapercibidas.

No está preciosa, ES preciosa.

Sé por qué hace eso. Tras lo que pasó en su cumpleaños, Val siempre viste ropa ancha mientras está sola entre extraños. Es algo que he podido notar observándola en diferentes espacios.

En diferentes espacios y en tus sueños...

Tú calla.

También tiene puestos unos vaqueros negros que se adaptan perfectamente a sus piernas, terminando el atuendo con unas botas altas del mismo color.

Por último lleva su maleta marrón, que según me contó era de su madre.

Su mirada viaja por todo el lugar hasta detenerse en nosotros, baja las escaleras tan atropelladamente que temo que se caiga y corre hacia nosotros.

Cuando por fin llega a nuestra altura, Val viene hacia mí y me abraza por la cintura. Me pilla tan desprevenido que estoy a punto de no devolverle el abrazo pero reacciono y la envuelvo en mis brazos.

Parece que alguien nos ha echado de menos durante esta semana.

Me separo de ella —muy a mi pesar— para que pueda saludar a los demás

—¿Te llevamos al piso o a la residencia?—le pregunto a Val cogiendo su maleta.

—Al piso—dice sin pensar—, si no os importa.

Ella se ruboriza ante su, según ella, error. Es muy tierna cuando hace eso.

—¿Qué tal está tu familia?—pregunta Laia por mí.

—Muy bien. Al final lo de Adri es solo un brazo y un esguince en el tobillo. Según lo que nos habían dicho es poco—explica—. Maya se lo ha pasado genial en su cumpleaños, le he regalado una colección de libros que quería desde hace tiempo.

Sigue hablando sobre su viaje durante todo el camino. Es raro pero siento que podría estar escuchándola hablar durante horas si está así de entusiasmada.

La verdad es que sí, me gusta Val, y mucho. Pero... ella tiene novio, no puedo romper una pareja así porque sí.

Además dejaría a Val fatal, y no quiero saber lo que diría la gente de ella.

Por ahora me conformo con que seamos amigos. Y si en algún momento eso evoluciona estaré encantado de que ocurra lo que tenga que ocurrir.

—Bueno, he hablado todo el rato yo ¿Qué habéis hecho por aquí?

Y se acabó mi tranquilidad.

En cuanto Val termina de decir esas palabras, Laia, empieza a decirle lo duro que ha sido esta semana sola con nosotros. Así que me conformo con mirar de vez en cuando a la hermosa chica que tengo detrás.

Antes De TiWhere stories live. Discover now