Capítulo 7

33 4 0
                                    

No sé exactamente cómo, pero termino en un coche de camino al piso de los chicos. De alguna inexplicable manera, siento la necesidad de ir allí y...

—¿Estás segura de que no te importa?

—Sí, Laia, estoy segura. No me importa. Además, hecho de menos ir al piso. Viví en ese lugar durante meses y tuve que irme de ahí tan rápido... No sé, no... No me gustó no poder echar un último vistazo a todo antes de marcharme. 

Ella sigue mirándome raro, pero yo sé que lo que he dicho es cierto. Odié no poder rememorar todo lo que había pasado entre esas cuatro paredes antes de tener que entregar mi llave. Pero, bueno, ahora podré hacerlo. 

Por mucho que me duela. 

Al llegar observo el recibidor. Sigue igual que siempre. 

Es increíble, parece que fue ayer cuando hui de aquí con intenciones de no volver..., y aquí estoy ahora. No ha cambiado nada. 

Contra todos mis instintos, que me gritan internamente que me detenga, cruzo el pasillo hacia la segunda puerta a la izquierda: nuestro cuarto. 

Abro la puerta lentamente, cómo si fuera la habitación de mi propia casa a la que no vuelvo desde hace mucho tiempo. Sigue transmitiendo esa misma aura tranquila y familiar que tanto me gustaba de este dormitorio. 

Paso las manos por los posters, las fotos y los muebles de Jones y, para mi sorpresa, no siento tristeza, solo nostalgia. Nostalgia de esa época en la que fui feliz con él. 

Abro los cajones y veo que siguen intactos, igual que el resto de la habitación. Pareciera como si no hubiese entrado nadie desde que me marché. 

Llego a la mesita de noche del lado de Jones, y abro el primer cajón, temerosa de a saber que encuentro. 

Y adivinad cuál es mi sorpresa cuando encuentro...

Un álbum. 

Lo abro por las primeras páginas con el ceño levemente fruncido, mirando todas las fotos que nos hicimos Jones y yo durante nuestra relación. Son muchas..., y todas están aquí.

—Se fue de aquí cuando te marchaste, se metió en una fraternidad y no volvió a pisar esta habitación—Doy un respingo y me doy la vuelta al escuchar la voz de Adam—. Solo hasta hace unos cuatro meses, pero fue solo para dejar... ese álbum. No soportaba estar aquí sin ti. 

—Si no hubiera hecho lo que hizo aún seguiría aquí con él. 

—Valen... No fue cómo piensas. 

—Ah ¿no? ¿Entonces qué Adam?—suelto una risa amarga—¿No me engañó? Se arrepintió después, sí, pero de igual manera lo hizo. Podría haber hecho mil cosas distintas pero tuvo que elegir justo eso. ¿Era necesario?

—Valen, él...

—¡Chicos, a cenar!—la voz de Laia nos interrumpe, y los dos acudimos a la comida. 

Nos despedimos de ellos a más de media noche. Adam le dice a Laia de quedarse en su piso, pero ella rechaza a posibilidad solo porque tiene conmigo una charla pendiente. 

Tengo miedo. 

Dudo que nos mate la verdad.

En cuánto cierra la puerta a las espaldas de Adam, se vuelve hacia mí con una mirada asesina. 

—Creo que tenemos que hablar de algo, Maya—dice lentamente. 

Odio cuando usa mi nombre artístico en vez del real. Maya soy para los desconocidos, para la gente que solo me ve como una chica que canta en sitios y que probablemente piensa que la fama lo es todo para mí. Ella no es de esas personas. 

Antes De TiWhere stories live. Discover now