Behind the Scenes •|Sebastian Stan|•

Capítulo. 27

Reclamos estúpidos.

—Sebastian, necesitamos hablar.— Dijo Jennifer completamente seria.

La rubia después de ver el artículo de prensa sobre la "relación entre Stan y Amelía Brown", estaba furiosa. No porque creyera que tuvieran algo, sino por el gran escándalo que se armó con esa salida, que para nada le gustaba. No era celosa, al menos eso se decía, pero desde que conoció a Amelía supo que ella tenía una chispa que a Stan le atraía y eso la descolocaba.

—Si, linda. Dime.— Stan estaba cómodamente sentado en el sofá de su casa, leyendo un libro de psicología que le recomendó su terapeuta.

—Quiero que dejes de ver a Amelía.— Habló firme Morrison.

Sebastian apartó su libro con una ceja alzada. —No, no lo haré.—

Jennifer abrió su boca indignada. —¿Así que te gusta que anden diciendo que tienes algo con ella?— Preguntó fúrica.

—A ver, cariño. Lo que la prensa diga no debería importarte.— El rumano le respondió, él estaba completamente relajado.

Morrison chilló. —Si me importa porque me deja como una cornuda ante el mundo.—

Sebastian rodó los ojos. —¿Sabes qué? Iremos a la casa de Amelía y todo lo que me estás diciendo, preguntando y reclamando, también se lo dices, preguntas y reclamas a ella.— El ojiazul se puso de pie, buscó las llaves de su auto y se llevó a su novia a la casa de su mejor amiga.

No iban a reclamarle sin tener culpa de nada.

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—Tengo un amante y ni sabia.— Amelía estaba sentada sobre su adorado novio riéndose de las noticias falsas de las paginas de chismes. —¡Que vaina más arrecha!— Exclamó en español.

Tom la miró con los ojos entrecerrados. —No entendí la ultima frase, me enseñaron un español distinto.—

Brown besó la frente de su británico. —En Venezuela, vaina se podría decir que es igual a una cosa, una situación y arrecha, tiene muchos significados pero en el sentido que acabo de decir, es para algo loco e increíble. ¿Entiendes, amor?—

—Ahora si entendí, princesa.— Le contestó Hiddleston dándole un beso delicioso, lleno de pasión.

Amelía suspiró embobada por los labios del inglés sobre los suyo pero un quejido de fastidio salió de los labios de ambos al escuchar el timbre. —¿Quién será la bestia?—

—Yo voy.— Anunció Thomas con la intención de correr a la persona que tocaba la puerta rápido, porque si abría Amelía hablaría hasta por los codos con la persona. Al abrir la puerta se encontró con el rumano y su novia rubia. —Stan, ¿qué haces aquí?—

—Hola, Tom. ¿Puedo pasar? Necesitamos hablar con Marie.— Pidió Sebastian muy amable, cuando le dieron pasó para entrar, tiró de la mano de su novia para que pasara.

—Ay, mira. Mi amante ha llegado.— Amy se puso de pie y corrió para abrazar a Sebastian. —¿Qué tienes? ¿Por qué estás amargado?— Preguntó acomodándole el cabello.