Capítulo. 99

1.8K 180 266
                                    

Semana sangrienta. Parte 1

La menstruación, algo natural que empieza le sucede a las niñas cuando se acercan a la pubertad. El cuerpo femenino se prepara todos los meses para el embarazo. Los poderosos calambres menstruales, los cambios de humor y otros síntomas bastante molestos, invaden el cuerpo de la mujer. Todo con la dichosa misión de procrear.

Amelía estaba libre de trabajo durante una semana, pronto se acercaban las promociones de Civil War y las entrevistas frecuentes por todo Estados Unidos, además de países fuera del continente Americano.

Aprovechando sus horas libres y la soledad que generó la ausencia de Sebastian, quién estaba en su departamento recogiendo algunas cosas para llevarlas al hogar de su novia; Lía empezó a limpiar cada rincón de su casa, con algo de música en el fondo y una copa de vino en la mano.

Hasta que sintió una fuerte punzada en su bajo vientre y un fluido salir de su intimidad, cuando se revisó, notó una mancha gigante de sangre y salió corriendo al baño para darse una ducha y colocarse una toalla sanitaria, pero notó que solo tenía tampones y los odiaba, pero no le quedó de otra seguido de eso, se lanzó en su cama y se arropó completa con las mantas. Su periodo era muy irregular, por eso, siempre la agarraba desprevenida.

Sebastian llegó a la casa aproximadamente a las 4pm, extrañado por ver los objetos de limpieza en la sala. —¡Bonita! ¡Ya llegué!— Avisó, colocando unas bolsas con bandejad de comida sobre la mesa de centro.

Ni una respuesta recibió el rumano. Más intrigado aún, subió las escaleras con dirección a las habitaciones y vió un bulto sobre la cama donde dormía todas las noches y donde tenía el mejor sexo del mundo.

—¿Amor? ¿Estás bien?— Preguntó el ojiazul, acercándose a la cama, notando como la mujer se removía.

Amelía se destapó y lo miró con furia. —¡¿Bien?! ¡¿Te parece que estoy bien?!— Preguntó alzando un poco la voz, sorprendiendo bastante al hombre. —Un estúpido cólico me está asesinando, ¿cómo me vas a preguntar esa estupidez?—

Stan lo entendió todo al escucharla pronunciar las ultimas trece palabras, su bonita estaba en la semana sangrienta como la llamaba él en sus pensamientos más divertidos y filosóficos.

—Pensé que no te venía la regla.— Dijo inconscientemente el hijo de Georgeta.

—Eres un cabrón, ¿cómo vas a pensar eso?— Insultó más enojada y se volvió a cubrir con las sábanas.

Sebastian soltó una pequeña risa, su linda novia se veía aún más tierna enojada. —No me insultes, cariño. No tengo la culpa de que seas mujer.— Se burló con la intención de molestarla más.

—Eres un hijo de puta.— Gruñó, tirándole una almohada.

Stan esta vez se rió con fuerza y se sentó en el espacio vacío de la cama, para acariciarle la espalda a la mujer. —Perdón, bonita.—

Amelía sollozó bajo las sábanas y volvió a descubrirse, estaba llorando y de sus ojos brotaban gruesas lágrimas. —¿Sabes lo difícil que es ser mujer? ¿Tener que aguantar la maldita menstruación y los dolores porque la puta de Eva se comió una cochina manzana?— Preguntó frustrada, recontando su cabeza en el pecho de su novio.

Sebastian enternecido, le limpió las lágrimas con su pulgar y pasó esa misma por sus cabellos, para darle mismos en el cuero cabelludo. —No lo sé, amor. Pero, seguramente es muy difícil. ¿Quieres que te haga un té?—

—Quiero que me compres toallas sanitarias, no tengo y este puto tampón me fastidia.— Bufó ella quitándose las sábanas de encima y saliendo de la cama para buscar dinero en algún lugar de la habitación. —¿Me puedes traer unas gomitas también? Por favor.— Pidió haciéndole ojitos y un puchero.

Behind the Scenes  •|Sebastian Stan|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora