Capítulo. 69 - Maratón 3/4

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Amarnos lento.

Sebastian despertó por el olor a panqueques que había a su alrededor, cuando se sentó sobre la suave cama en la que se encontraba solo, un gran dolor se alojó en su cabeza. No recordaba nada más, después de su interpretación musical.

Amelía entró a la habitación, con una bandeja de desayuno.  —Buenos días, Aladdin.— Saludó con una sonrisa divertida.

—Hola, bonita.— Saludó Stan, tapando su cabeza con la sábana, como un tocado. Sonreía y se sentía extrañamente contento.

—Verte borracho fue muy divertido.— Comentó ella con una sonrisa, colocando la bandeja sobre la cama. —Hice los panqueques como te gustan.—

Sebastian sonrió enternecido por el gesto de ella. —Amo que me conozcas también.— Susurró besándole la mejilla.

—Y yo te amo a ti, ahora come para que te vayas a dar una buen baño.— Pidió Amelía buscando su celular para ver algunos mensajes.

Stan dió el primer bocado, colocando su mano derecha en el abdomen de la castaña, quién se había acostado boca arriba junto a él. —¿Te bañaras conmigo?—

Brown lo miró con los ojos entrecerrados y luego bufó. —Está bien.—

—Te juro que no tengo esas intenciones en este momento, quizás allá sí, pero aquí no.— Hizo saber Sebastian para seguir comiendo. —¿Ya desayunaste?—

—Si, no te preocupes. Todo eso es tuyo.— Contestó Lía, recostando su cabeza en una de las piernas de Sebastian.

Después de que el rumano desayunara, los dos actores fueron a la tina donde se sumergieron en las burbujas. Cada uno estaba en un extremo de la bañera, lo suficientemente alejados para que nada subido de tono sucediera, aún.

—¿Sabes? Margarita me dijo que su amante cogía mejor que yo.— Soltó Sebastian, acariciando la rodilla fe la chica que se asomaba por la capa de espuma.

Amelía se rió a carcajadas. —Es mentira, tú eres el Dios del Sexo... Algún día se dará cuenta de lo que perdió y será tarde.—

Stan sonrió de lado, viendo el escote irregular que las burbujas le hacían a la mujer frente a él. —Esto es lindo.—

—¿Qué?— Preguntó Amy, observándolo.

—Estar aquí, tú y yo. Sin nadie estorbando. Eres mi paz, Lía.— Confesó él con suba sonrisa encantadora.

Brown no pudo evitar sonrojarse un poco por esas palabras. —También eres mi paz, Sebastian.—

—¿Y ahora qué?— Preguntó Stan con esperanza.

Amelía explotaba algunas burbujas con sus dedos. —¿A qué te refieres?—

—Ya no tenemos obstáculos para estar juntos.— Susurró Sebastian.

—No estaremos juntos, Sebb. No aún.— Sentenció ella.

—¿Por qué?— Tian la miró con algo de tristeza.

Amelía sonrió de lado al verlo hacer un puchero. —Necesitas aprender a estar solo, Sebb. Te hace falta.—

Sebastian chasqueó sus dientes en fastidio. —¡Quiero estar contigo!—

—No estaremos juntos hasta que aprendas a estar solo. No estaremos juntos hasta que aprendas a amar con calma.— Dijo ella. —Es mi última palabra.—

El ojiazul la acercó a él, dejándola sentada sobre sus piernas. —¿Cómo hago eso?—

Amelía rodó los ojos. —Estás acostumbrado a que si quieres a una chica, le dices unas cuentas cosas y ya está a tus pies, pero así no vamos a funcionar tú y yo. No soy cualquier chica.—

—Créeme, ya lo sé.— Sebastian acarició la espalda de la mujer con sus grandes manos, haciéndola estremecer un poco.

—Empecemos de nuevo, Sebb. Ya sabes... Hacer las cosas bien, conquistarnos a la antigua.— Murmuró Marie, besando las mejillas del rumano con amor.

—Rosas, chocolates y citas. ¿A eso te refieres?— Preguntó él, emocionándose por un nuevo inicio.

Amelía asintió, mirándolo a los ojos. —Alejemos el deseo carnal por un momento, ¿si? Tengamos un amor bonito.—

—Un amor racional, entiendo lo que quieres.— El ojiazul le acarició las mejillas. —Amémonos con calma.—

—No como adolescentes hormonales.— Amy juntó su frente con la de él.

—No, ya crecimos. Somos adultos.— Susurró Sebastian, sintiendo un cosquilleo en sus labios por tener tan cerca la boca de su bonita.

—Tú ya casi un anciano.— Se burló.

Stan rodó los ojos por el comentario. —Amar lento significa que no te podré besar en un largo tiempo, ¿no?—

Amelía se encogió de hombros. —Quizás, aún no le decido.— Susurró ella acercándose a los labios del hombre y uniéndolos.

Sebastian sonrió y la tomó de las mejillas para besarla con todo el amor que había dentro de su corazón guardado para ella. Brown por supuesto no se quedó atrás e hizo lo mismo, lo abrazó por el cuello y profundizó el beso. Ambos iniciaron una lucha entre sus lenguas, elevando sus temperaturas y haciéndolos saber que eso de apartar el deseo carnal sería lo más complicado de amar lento.

Amelía ya caliente, guió las manos de Sebastian a sus pechos, mientras con su caderas hacia fricciones entre ellos; olvidando por completo lo que había dicho minutos atrás. El rumano jadeó al sentirla y no puedo evitar echar la cabeza para atrás con satisfacción, la había extrañado mucho.

—¿Qué pasó con lo de amar lento?— Preguntó Stan, apretándole el trasero a la chica y ahogando un gemido.

La ojiverde sonrió, mordiéndole el cuello. —Empezamos mañana.— Dijo antes de volverlo a besar.

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No sé cuántos capítulos fueron de abstinencia, pero ya era ahora de terminar con eso.

Para cerrar esta maratón navideño, tendremos un fondue muy especial.

#Angie. ❤️

Behind the Scenes  •|Sebastian Stan|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora